Diario de León

Análisis, mensajes y reflexiones

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MARRO
León

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NOS CUENTAN que se nos acusa de pretender cargarnos la Junta ¿la Junta Directiva o la Junta Autonómica...? Ya en serio, una vez más hemos de incidir en que lo nuestro es tratar de dinamizar -dinámica luchística- y no dinamitar -dinamita institucional-. Y menos aún demonizar... Ni pretendemos erigirnos en conciencia crítica ni en mosca cojonera. Crítica desde la objetividad, desde «nuestra subjetiva objetividad». Con rigor, argumentos y datos en la medida de lo posible, sin propiciar la demagogia. Huyendo de la simple crítica por la crítica sin más. Al tiempo, subliminalmente, revulsionar anímicamente y sacudir la modorra cazurra. Y al tiempo también, y también mensaje subliminal, contribuir al aumento de la autoestima. Del luchístico orgullo leonés. «Tres signos hay en León/ de leonesa condición/. Las Juntas más vecinales/ el Concejo más abierto/ y una Lucha Leonesa/ de leoneses manantiales». Viene a cuento de lo anterior, lo siguiente. El colegui Gancedo días pasados, en su crítica festera de la banda M-Clan, criticaba el extraño resorte que les hizo saludar a los presentes calificándoles de castellanoleoneses, causando la justa indignación del público. Y añadía, que era a lo que íbamos «esa es sin duda una de las misiones y responsabilidades más importantes que en la actualidad tiene la sociedad civil leonesa: pasar a la acción, darse a conocer y hacer que se rectifiquen los errores, puesto que ninguna otra institución oficial se ocupa de hacerlo». De nuevo en el horizonte el reto beligerante de la lucha leonesa; luchar hasta el final leonesamente y sin desmayos. El espíritu de la Lucha Leonesa/ Lucha por León. Y cultura y tradición popular- ancestral- autóctona- secular- vibrante- épica... pero también mensaje de desafío y reivindicación. Análisis dispersos...y pragmáticos. La Lucha Leonesa ha de abandonar -superar- el narcisismo de mirarse el ombligo... aluchero. Y empezar a mirar hacia el futuro en clave de una Lucha Leonesa de avance y proyección. Rompiendo moldes. Pero, ay, el pernicioso aplauso fácil. Y la galvana cazurra. Claro que, enlazando con el arranque, la crudeza en los análisis no suele estar bien vista. Y consideran mensajes y reflexiones transgresoras y hasta perversas. Crítica negativa para simplificar (por parte de los simplistas). La crítica positiva de lo políticamente correcto es la de pintar un panorama dulzón, todo de color de rosa y en el que no son bien acogidas las verdades -las luchísticas verdades en nuestro caso- crudas y desnudas. Pero la lealtad e independencia obligan. Sólo que «la mayor inocentada»/ hacer labor honrada/ para la masa oprimida/ en una tierra dormida/ que no se entera de nada». De nuevo en clave de dispersión. Cancha para la gente válida, voluntariosa y vocacional (José Fernández, Héctor de Castro...). Cancha para poder llevar a la práctica proyectos y afanes con mentalidad de futuro. Tienen claro que se ha de superar la etapa del aluche compadrero. Y que el compadreo aluchero es algo arcaico y caduco. Las fijaciones de esta columna siguen siendo: la imagen vía puesta en escena y en lo técnico-competitivo el efecto desorbitadamente relevante de la báscula. Un dato en cuanto a lo primero, cierre de la inscripción simultáneamente para todas las categorías (nada de la penosa imagen de pesar e inscribir sobre la marcha del desarrollo del corro); de lo segundo, ya que el desequilibrio Inter. Categorías no se corrige, al menos «emparejamiento por pesos parejos»... e información megafónica del peso de cada contendiente: de la primera eliminatoria a la final. Es fundamental el dato de peso para el espectador. El diferencial de peso dentro de cada categoría, se atenuaría con el sistema de emparejamiento antedicho (máxima similitud de peso). Pero la solución definitiva pasaría por el aumento de las categorías y la alternativa al cinto (al cinto decantador a favor de la báscula). «El chico ganó, grande perdió...» del Himno a la Lucha Canaria, sólo que se da en ella «sin cinto inmovilizador». En la Lucha Leonesa constituyen una excepcionalidad casi irrepetible los menudos Cayo de Celis y Eutiquia Urdiales -¡menudos luchadores!- imponiéndose respectivamente a Felipe León y Mariano Yugueros que les superaban en arroba y media o dos arrobas.

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