La Deportiva no halla resistencia frente a una Cultural mediocre
Sólo la actitud conservadora de los bercianos tras el descanso evitó un correctivo mayor Silvano: «Nuestro entrenador ha sido valiente al no poner más defensas al final»
La Sociedad Deportiva Ponferradina se impuso con merecimiento en el derbi provincial que resultó escasamente vistoso pese a contar con la emoción propia de los encuentros de este tipo. Sólo tres meses después del último precedente liguero, Deportiva y Cultural volvieron ayer a verse las caras en El Toralín. Ni siquiera lo poco propicio de estas fechas para el ejercicio futbolístico impidió que el ambiente fuera de los que merecen la pena. A la afición local, obviamente mayoritaria, se unió en esta ocasión un bullicioso grupo de incondicionales culturalistas que empujó de lo lindo en defensa de los blancos. Este panorama derivó en unos albores del partido marcados por la paridad en el intercambio de escaramuzas, en los que ni Rubio ni tampoco Aulestia tuvieron que intervenir en el juego. El primer sobresalto se produjo al cuarto de hora cuando Fran botó un saque de esquina y Bornes forcejeó con Pepe Domingo en el primer palo para que finalmente el ex unionista cabeceara hacia su propio marco, saliendo el balón muy cerca del poste para alivio de los de Tomé. Con la acción referida todavía en el comentario de la grada llegó el primer golpe de la tarde. El árbitro sancionó como falta un empujón de Soto sobre Asier Salcedo en las inmediaciones del área culturalista. Por la colocación de los jugadores bercianos todo hacía indicar que Rubén Vega tocaría en corto sobre Fran para salvar la muralla humana dispuesta por los blancos. Sin embargo, el maragato optó por ejecutar directamente sobre el marco de Aulestia, colocando el esférico lejos del alcance del guardameta por encima de la barrera visitante. El gol provocó el delirio en las gradas y en el fuero interno del propio jugador cuya salida de la Cultural resultó traumática por las formas. Era previsible una reacción de la escuadra de Tomé para responder al impacto recibido, pero ésta no se produjo. Al contrario, la Deportiva ganó en confianza y pasó a controlar una contienda que hasta entonces había resultado equilibrada. Cierto es que no era el suyo un dominio claro ni acompañada de claras ocasiones de gol, pero se jugaba más tiempo en terreno blanco y eso resultaba tranquilizador para la parroquia deportivista, últimamente acostumbrada a los sobresaltos. El único protagonismo tuvo dos nombres propios durante el resto de una primera parte más bien anodina. Por un lado, Tomé se convirtió en el centro de las iras del respetable cada vez que abandonaba el banquillo porque su salida de Ponferrada con destino al banco de su eterno rival no ha sido todavía bien digerida entre la hinchada berciana. Por otro lado, la aparición de un árbitro debutante tanto en la categoría como en el derbi, también dejó su particular impronta. Desautorizó sin dudarlo a uno de sus asistentes cuando había marcado un fuera de juego en contra de la Cultural, lo que estuvo a punto de convertirse en el gol del empate. Con el público pensando en el refrigerio del descanso en una tarde bastante calurosa, llegó el segundo mazazo para la Cultural, ejecutado por el goleador blanquiazul llegado desde tierras extremeñas. Rubén Vega quería seguir en un papel de protagonista después de haber abierto el marcador y le facilitó una maravillosa asistencia al argentino Pavone que se plantó en solitario ante el meta Aulestia al que batió con la zurda sutilmente por bajo, desatando de nuevo el delirio en el graderío y encarrilando una victoria casi segura. La primera parte agonizaba y los de Pichi Lucas se limitaron a dejar pasar los escasos segundos que restaban para retirarse al vestuario en una situación inmejorable que seguramente todos los integrantes del plantel local hubieran firmado antes de disputarse el encuentro. Ese 2-0 resultaba tranquilizador. Aún así todavía había quien recordaba la última confrontación provincial entre idénticos protagonistas en el mismo escenario, cuando la Cultural se fue al descanso con una renta similar a la que ayer acumulaban los blanquiazules, terminando luego el partido con una espectacular remontada de los entonces dirigidos por Tomé, con Guille Escribano como brazo ejecutor. La Deportiva se conforma No parecía sin embargo que ayer pudiera repetirse la historia, sólo que al revés, más que nada porque la Cultural no había existido apenas de medio campo hacia arriba. Rubén Suárez era una isla desde la que no se vislumbraba ni por asomo a Pepín o Javicho, sus más lógicos asistentes en el aspecto ofensivo. Y eso no ocurría porque los bercianos tapaban perfectamente la zona de construcción del fútbol leonés, con dos veteranos centrocampistas como Gorka Soria y Vicente Úriz, que no dejaban resquicio para la evolución de Soto o Puigdollers. Además, Toñín y Asier Salcedo en los laterales no daban concesión alguna y en los escasos pelotazos en profundidad que enviaban los de Tomé aparecían Bornes y Alberto con solvencia para anular las casi nulas opciones del delantero asturiano. No hubo cambios tras el descanso y lo que no variaba tampoco era el enfado de la grada con el colegiado porque el gallego anuló un gol que parecía legal a Joaquín Bornes después de que éste cabeceara a la red un saque de esquina botado por Fran. El árbitro apreció falta del central sevillano. La renta de los locales no parecía correr peligro dada la indolencia del rival, pero la Cultural se estiró un poco más y generó dos oportunidades ante Rubio. Primero Rubén Suárez pareció saltar hacia abajo tras un centro desde la derecha y así se conjuró el peligro, mientras que poco después Pepín pecó de inocente en una jugada individuale que resolvió con un lanzamiento flojo y desviado, a medio camino entre un centro y un remate a portería. Habían discurrido sesenta minutos de partido y no se registraba ni un solo lanzamiento a portería por parte visitante. Ni siquiera el que efectuó Puigdollers poco más tarde encontró los tres palos. La Cultural reacciona tarde Los blancos habían mejorado y sólo encontraron recompensa en el último suspiro cuando Albert Puigdollers, el único que había tirado entre los tres palos, salvó la barrera y la oposición de Rubio en una falta casi calcada a la que Rubén Vega había aprovechado para abrir el marcador. Con la Cultural volcada en busca de imposible se acabó el tiempo y la Deportiva suma sus tres primeros puntos de la temporada. 3 Un medallista olímpico abrió el choque. José Antonio Escuredo es uno de los mejores corredores de pista con los que cuenta España. Alcanzó la plata en Atenas 2004 y como quiera que sus raíces son bercianas, aunque resida en Cataluña, la Deportiva le homenajeó ayer con el saque de honor antes del derbi del Toralín. 2 Tomé volvió a su «otra casa». El técnico leonés llegó al Toralín pero defendiendo al máximo rival de los bercianos. Su pasado reciente de triunfos con los blanquiazules no bastó para ganar el reconocimiento de la grada, que le censuró en varias ocasiones. Sí tuvo, en cambio, el cariño de los que fueron sus colaboradores, como Jesús Tartilán. 1 Dos peones de mucha brega. Mucha culpa de que la Cultural no gobernara claramente el partido casi nunca la tuvieron dos hombres a los que Tomé llevó a Ponferrada. Los veteranos Gorka Soria y Vicente Úriz anularon a sus oponentes en la zona ancha. Aquí se enfrentan a Puigdollers y al capitán culturalista Iván Casquero, de espaldas.