La velocidad hizo estragos

ENTRE LOS diez primeros de la etapa sólo hubo un corredor extranjero, el vencedor, Thor Hushovd. Nadie pudo con la fuerza del noruego. No hubo cambios en la general, a la espera de la llegada a Valdelinares, donde la carrera cambiará de forma brusca. Los escaladores demostraron en la subida a El Castillo que se encuentran con ganas. Los únicos que no estuvieron en los ataques fueron Aitor González, que se cayó antes de comenzar el empedrado, y Paco Mancebo, al que las subidas de 2 kilómetros le sacan de punto. El corredor de Navaluenga necesita más dureza. Carlos Sastre, Roberto Heras, Juan Miguel Mercado, Joaquín Rodríguez o Carlos García Quesada sí se metieron en el fregado, al menos querían evitar correr riesgos. Entre todos esos nombres, el granadino Juan Miguel Mercado podría convertirse en una las alternativas a los grandes favoritos, al menos en las etapas de montaña. A la espera de la primera llegada en alto, lo más llamativo, por desgracia, fue el abandono de Iban Mayo, que no tenía que haber tomado la salida en la Vuelta a España, puesto que no estaba preparado ni física ni sicológicamente para afrontar una prueba de tres semanas. Euskaltel sufrió en el mismo día su abandono y la caída de Aitor González, que en principio parece no tener nada grave. La velocidad a la que se rodó hizo que el pelotón reventase en un puerto de tercera categoría, lo que no es una buena señal pensando en las seis llegadas en alto que le quedan a la carrera. Hubo un grupo de 35 corredores que llegó en el mismo tiempo, otro de 60 que rondó el minuto de tiempo perdido, mientras que el resto se fue a unas diferencias más amplias. No parece un buen presagio para la Vuelta, que se va a encontrar un pelotón roto antes de tiempo.