Heras asesta el primer golpe
Sólo Menchov, que llegó a 13 segundos, pudo aguantar el ataque del nuevo jersey oro, mientras Aitor González, uno de los favoritos, se despide del podio al ceder cuatro minutos
A Roberto Heras, la Vuelta a España le transforma. Es un corredor distinto al que vemos en el Tour de Francia, un hombre de segundos esfuerzos, al menos en las dos últimas temporadas. Heras es el mejor escalador de este país, con mucha diferencia, y uno de los mejores del mundo. A los 31 años, con una vida profesional muy larga, que comenzó en 1995, sigue siendo capaz de pulverizar un pelotón como hizo en la ascensión de Valdelinares. El bejerano destrozó a sus rivales en una subida tendida, que no tenía una gran dureza, salvo cuando faltaban dos kilómetros, momento en el que dejó a Denis Menchov, el único extranjero, junto al italiano Michele Scarponi, su compañero de equipo, que ha quedado entre los 10 primeros de la general. Los destrozos de Heras y del Liberty Seguros han sido muy importantes. No se puede hablar de nada decisivo cuando llevamos seis etapas y apenas mil kilómetros, pero más que por el tiempo que ha sacado a sus rivales es la forma en que lo ha hecho. Decir que el Liberty ha corrido como el Discovery Channel en el Tour no es ajustarse a la realidad. Heras y su equipo han corrido como le gusta a Manuel Saiz, su director, que hacía lo mismo en sus mejores años en la Once. Un equipo seguro El ritmo en los 217 kilómetros que nos han traído hasta estas alturas aragonesas resultó atroz. Cuando en la quinta hora de carrera la media se va a los 42,5 kilómetros por hora y queda una ascensión final es que la debacle está servida. Las piernas de muchos ciclistas, sus pulmones, no resisten esa velocidad y una llegada a 1.900 metros de altura. Liberty machacó sin piedad los 9 kilómetros de subida. Con Beloki, Serrano, Scarponi y Baranowski fue quemando muchos fusibles. Beloki y Scarponi serían los últimos compañeros de Heras. El italiano le dejó sólo a 3 kilómetros de la meta. En ese momento la carrera era una agonía. Un kilómetro antes Mancebo, Carlos García Quesada, Sastre, Menchov, David Blanco y Mercado aguantaban. Lo hicieron hasta que Roberto Heras decidió que llegaba su momento. Aceleró todavía más, de tal forma que sólo Mechov y Carlos García Quesada se mantenían a la rueda de Heras. El corredor del Comunidad Valenciana cedió. Denis Menchov subía sentado, de forma muy diferente a como lo hacía Heras. «Yo no soy un escalador puro. Tenía que ir regulando mis fuerzas. Yo no puedo ir a bloque desde el principio» señaló el ruso. Menchov también se abriría. Heras caminaría solo, añadiendo una nueva cima a las ocho que ya llevaba en la Vuelta a España. Liberty no ha querido esperar para encaminar la cuarta victoria de Roberto en la general de la carrera. Ya ni se inmuta un veterano como el nuevo maillot amarillo cuando le preguntan por el Tour de Francia: «Mi cuerpo está al cien por cien en la Vuelta. En el Tour no lo consigo. Lo que me ha pasado en Francia los dos últimos años no tiene explicación. Hoy he tenido unas grandes sensaciones». Ni él mismo sabe lo que le pasa en Francia. Afortunadamente, en la Vuelta es otra cosa. El ritmo que es capaz de meter en las subidas de este país no lo logra en el Tour, aunque no conviene olvidar que ha sido quinto y noveno en la prueba francesa, además de quinto en el Giro. Es conveniente no olvidarlo, ni tampoco circunscribir todo al Tour, ni tan siquiera pensar que en la Vuelta la participación tiene menos calidad. Basta con ver a Landis retirado. Las posibilidades que tenían otros corredores de vestirse de amarillo, como Joaquín Rodríguez, quedaron muy pronto disipadas. Heras definió muy bien lo que había pasado: «La etapa resultaba engañosa. La dureza no estaba en el puerto, sino en los kilómetros y en la velocidad». La suma de esos dos factores se tradujo en plomo en las piernas de muchos.