El Barcelona reafirma su mal momento con otro empate en casa (2-2)
Los porteros Valdés y Cañizares regalaron dos de los tantos con sus graves errores
Ronaldinho intenta controlar el balón presionado por Rufete
El Barça y el Valencia saldaron con tablas un extraño partido que tuvo muy poco fútbol y muchas dosis de emoción. El duelo evidenció el colapso que está viviendo el fútbol azulgrana y la facilidad que tienen los equipos contrarios en plantarle cara. A este ritmo, el Barça va a aburrir hasta en las crónicas. Y no sólo por culpa suya sino también por los repetitivos planteamientos de sus rivales y un Rijkaard poco amigo de las rotaciones. Andaba el Valencia más metido en el choque, jugando sus cartas a placer, cuando de forma extraña no quiso ahondar en la flojera de su rival. Tras salvar Valdés un remate a bocajarro de Rufete, los visitantes plagiaron el partido de la temporada pasada con Cañizares perdiendo tiempo y sus compañeros aprovechando cualquier falta para robarle segundos al reloj. Esa falta de agresividad combinada con una leve mejoría azulgrana abrió el camino de la esperanza del Camp Nou. Deco, mosqueado por una rigurosa tarjeta amarilla, incitó a sus compañeros. Su movilidad contagiaba a colegas que observaban a trasluz algún agujero ante la portería de Cañizares. La primera combinación azulgrana de calidad se saldó con un remate de Giuly al cuerpo del portero valencianista. La menuda figura del francés abriría la lata con la ayuda inestimable de Et'o. La movilidad del camerunés obró el milagro. Un toque sutil combinado con la rápida definición de Giuly abrieron la lata al filo del descanso. Una ventaja local que se fue al limbo en tres minutos gracias a la picardía de Villa justo cuando los azulgrana empezaban a controlar mínimamente el partido. Edmilson y Oleguer emparedaron al asturiano. Mejuta pica y señala un riguroso penalti por un supuesto agarrón del brasileño. Tras engañar a Valdés, el valencianista no se conformó al aprovechar la lentitud del meta azulgrana con el balón en los pies. El despeje de Valdés en el cuerpo de Villa dejó mudo al Camp Nou mientras la pelota iba languideciendo en la meta azulgrana. El hundimiento local era espectacular. Los jugadores restaban cabizbajos. Rijkaard, sin reaccionar. Deco y Xavi, desconocidos. Ronaldinho, ausente. Hasta que apareció la figura de Cañizares. El portero valencianista imitó a Valdés obsequiando a Deco con un regalo que no iba a desaprovechar. El tanto despertó la fuerza azulgrana mientras el Valencia se agarraba al empate perdiendo el tiempo.