León suma la obligada victoria ante un Melilla aún desafinado
El segundo cuarto ensombreció un triunfo que por el arranque auguraba una dura paliza
La de anoche era de esas victorias que están obligadas si existen aspiraciones y León no falló. El Melilla cumplió con lo esperado y sonó aún desafinado aunque tiene mimbres para ofrecer otra imagen. Cuestión de tiempo. Y es que en la pista había dos imágenes distintas.. La de un Melilla sin acoplar y la de un León que es un equipo, como prueban las 21 asistencias que sumó a lo largo del partido. De lo más positivo, el pobre balance de puntos del rival, que llegó a los últimos minutos con apenas 60 y no alcanzó el límite deseado de los setenta -la media después de tres partidos es de 67 recibidos-. Y el manchón, el segundo cuarto, que dejó un cierto mal sabor porque el equipo de Aranzana recibió 31 puntos en diez minutos y aunque había tiempo para arreglar el desaguisado León se dejó complicar la existencia sin ningún motivo. De entrada ayer León se marchó sin ningún reparo, porque la imagen inicial del Melilla era muy paupérrima. Un triple de Bulfoni elevó la renta a diez puntos (16-6) y el único problema llegaba en el rebote porque las torres del equipo norafricano eran las dominadoras -León se fue al descanso sin haber logrado ni una sola captura en ataque-. Pero en ataque el Melilla era un desastre y en cuanto apretaba un poco León robaba con facilidad y corría alegremente por la pista. Pero había otro problema y eran las faltas, que castigaban especialmente a los hombres altos de León, lo que condicionó bastante las rotaciones -Barnes sólo jugó diez minutos hasta el descanso-. El segundo cuarto arrancó con la misma tendencia con un León que iba a más hasta lograr un máxima ventaja de 15 puntos (27-12). El Melilla hizo la goma un par de veces y León parecía que reaccionaba con comodidad, pero alguien dio por ganado el partido con excesiva premura. En los últimos cinco minutos del cuarto el Melilla limó la ventaja, porque a León se le olvidó defender y al rival le cambió radicalmente la fortuna, y si en el arranque no metía una ahora le entraba todo y especialmente en el tiro exterior. Ese cambio de tendencias invitió al Melilla a apretar más atrás y León empezó a perder a balones hasta irse al vestuario con sólo dos puntos de ventaja (45-43). En la estadística del descanso había un dato llamativo. Barnes había sumado cero puntos, pero porque ni siquiera había llegado a lanzar a canasta. Tras el parón León volvió a la pista sin el americano -tenía tres faltas- y con Bernabé como director. Otro triple de McDaniel puso por primera y última vez al Melilla por delante (45-46) y ahí se acabó todo. Higgins sacó todo su sabiduría, en su mejor partido de esta temporada, y ocupó el papel de Barnes para liderar en la pintura a un equipo en el que Bernabé empezaba a marcar las diferencias en la dirección. El equipo apretó en defensa y sólo la buena racha de Mustafa mantuvo al Melilla un poco más en el partido, aunque la ventaja volvía a crecer sin descanso. La sangría de faltas continuó y la cuarta de Mills -jugando como hombre grande junto a Higgins- le impidió seguir incrementando una estadística más que notable. Y el equipo volvió a disfrutar sobre la pista. Bulfoni repitió seis días después su alley-hop y la grada empezó a disfrutar de nuevo con un equipo que conoce perfectamente el juego y que tiene las ideas claras. En el último cuarto León tuvo una buena oportunidad para ensayar sus recursos contra defensas zonales. No estuvo fino en los lanzamientos desde lejos pero entre Higgins y Barnes se ocuparon de solventar el atasco. Y enfrente un Melilla que había vuelto a sus horas bajas. Aranzana aprovechó para otorgar minutos (4:25) a Rocchia, pero no gratis y el alero recibió alguna reprimenda porque el técnico no regala nada y su nivel de exigencia es máximo incluso en partidos ya solventados. El entrenador aprovechó esos últimos minutos para hacer desfilar a los jugadores ante la grada con nuevas rotaciones. Quiere complicidad entre la plantilla y la grada, y el público sabe de que va a esto y supo premiar calurosamente a todos. A unos por apoyo y a otros para premiar su trabajo.