En el momento oportuno

EN UNA auténtica encrucijada se encontraba Ademar en su desplazamiento a Valladolid. Un comienzo de temporada dubitativo con dos derrotas consecutivas en partidos importantes, frente al Ciudad Real, hasta cierto punto asumible, y contra el Savejhov en Suecia en la primera cita de la Copa de Europa, una derrota que ponía hipoteca a las posibilidades del club en el torneo europeo. El calendario, poco propicio por el torbellino de partidos a jugar en tiempo mínimo, sin lugar a recuperarse de esfuerzos y poniendo importantes escollos en el camino, llevaba a disputar en Valladolid, frente al gran rival, un partido clave en un momento delicado. Porque el Valladolid podía marcar un antes y un después con evidente trascendencia para el futuro, no sólo para marcar el territorio (estar entre los cuatro primeros, como en temporadas anteriores) sino para cobrar moral y confianza, ya que el vértigo del calendario -que continúa- reserva un partido clave para cimentar posibilidades de continuar en la máxima competición europea, contra el campeón griego Athinaikos. Momento clave, momento oportuno para compulsar auténticas posibilidades. Y Ademar respondió con una victoria que da sosiego y moral al equipo. Las victorias en los llamados derbis tienen un valor añadido, elevan la moral y proporcionan ilusiones y fundamentos no solo a los jugadores sino también a los aficionados. La noria del calendario sigue girando vertiginosamente. Así, sin tiempo para saborear el importante triunfo, sin tiempo para preparar debidamente el siguiente partido, hay que afrontar un encuentro clave hoy frente a los griegos del Athinaikos, importante, muy importante, para seguir viento en popa por el mar de la Copa de Europa.