La plantilla de la Deportiva apareció para entrenar en su día de descanso

Ha escocido y mucho la derrota de Valladolid entre los jugadores de la Ponferradina. La plantilla no sólo ha admitido las críticas que a lo largo de toda la semana vienen recibiendo por parte de los medios de comunicación e incluso han comprendido el monumental enfado de su presidente, transmitido por el propio mandatario el pasado miércoles. Los futbolistas son conscientes de que se han equivocado y eso ya es importante. En sus manos está ponerle solución al fiasco de Pucela porque los más críticos con su actuación han sido, curiosamente, los propios jugadores. Tan afectados se muestran después de esta dolorosa derrota que se han propuesto devolver a los aficionados la satisfacción que les están negando en este arranque de la temporada. El compromiso de la plantilla es total, hasta el punto de que ayer, en su jornada de descanso activo, todos ellos comparecieron en el Colomán Trabado para trabajar a las órdenes de Pichi Lucas. Ha sido su particular penitencia después del pecado deportivo que cometieron colectivamente en Zorrilla. Este grupo humano, que ya ha demostrado sobradamente sus virtudes en el pasado y que ha sido alabado por los técnicos que lo han dirigido, se merece una oportunidad por parte de su hinchada para poderle demostrar que lo de Valladolid fue sólo un accidente. Esperan que mañana la afición que acuda al Toralín para presenciar el choque ante el Portugalete les muestre su malestar por el último tropiezo, pero a la vez aguardan un apoyo desde la grada para poder salir adelante en estos momentos de crisis. El propio Manolo Rubio lo decía al final del partido del domingo «esto lo tenemos que sacar adelante entre todos, incluyendo a nuestra afición». Mañana se espera la reconciliación.