Luis ve a España en la repesca
El técnico suaviza las críticas y atribuye ahora el desastre del primer tiempo a méritos belgas Aragonés no llama a nadie para suplir a los sancionados Salgado y Xavi
Como si todo obedeciera a una pose, a una estrategia calculada, a viejos recursos psicológicos para motivar a la tropa, Luis Aragonés suavizó su discurso tras amanecer este domingo satisfecho del triunfo, convencido de que «el del cirio» jamás le abandona en los momentos críticos y preocupado del mal juego ante los belgas. Lo que el sábado era una falta de actitud imperdonable y un arranque de partido timorato, acomplejado, impropio de una selección de cierta talla, este domingo el técnico español lo atribuía al factor sorpresa y al mérito de los correosos belgas. Si de madrugada, entre sus íntimos, se quejaba de que los belgas «nos cagaron a patadas», al mediodía siguiente hablaba sólo de un «toque de atención». Ese cambio en sus argumentaciones se produjo tras conversar con algunos jugadores, en especial con Puyol, con quien charló durante diez minutos sobre el césped de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas al término del suave entrenamiento de recuperación. El azulgrana le explicó, al parecer, que no era cuestión de cuajo, ni de bemoles, ni de saber competir, sino simplemente de que los belgas arrancaron a un ritmo infernal. «Atenuantes» «No varío mis reflexiones pero he comprendido que existen atenuantes. Tengo claro que el ritmo belga nos sorprendió y que una primera media hora así en un Mundial te conduce a ser eliminado», explicó Luis este domingo, con cara de haber descansado poco y meditado bastante. Aseguraba ya que no fue un problema de actitud, pero sí de «concentración y orden». Torres, por ejemplo, es de los nunca perdió la tranquilidad al saber que «ellos no llegaban claramente cerca de Casillas y que no podrían aguantar tan alto ritmo».Asumió, empero, que estos errores no pueden repetirse ante rivales fuertes porque seguro que «te cuestan goles». Tras intercambiar impresiones con sus hombres, Luis entendió que todos «estaban contentísimos por el triunfo». También valoró que en el descanso comprendieran que debían de juntarse más y que los «cambios previstos de antemano» surtieran efecto. Destacó la importancia de los goles «para Torres... y para todos», pero insistió en que a «España le sigue faltando un matador de esos que materializa entre un 45 y un 50% de las ocasiones». «Sí, tenemos un nivel bajo en la definición», confesó. Confirmadas las bajas de Xavi y Salgado, quienes abandonaron este domingo la concentración en Las Rozas sin que Luis llamase a nuevos hombres, el técnico está obligado a realizar cambios ante San Marino (aseguró que hará más de dos pero que aún no los tiene pensados), al que es muy factible ganar por cuatro o más goles. El problema, la realidad, es que Luis ya no confía en el tropiezo serbio, aunque cree que se trata de una selección que «compite bien, pero es lenta y no tiene gol». «Sí, ahora me veo en la repesca», sentenció. Aunque acatan que lo lógico será jugársela en la eliminatoria a vida o muerte de noviembre, jugadores y técnico aún no han pensado en qué rivales prefieren. A priori, si se analizan el resto de grupos, España podría verse emparejada con Rumanía, Eslovaquia, Rusia, Suiza, Irlanda o a lo mejor de nuevo Noruega, rival en la repesca para la Eurocopa de Portugal. Se hablaba también de Turquía pero si al final se clasifican la República Checa y/o Francia, pasará a ser cabeza de serie en el sorteo del próximo viernes, igual que España. Un privilegio del que Luis no se queja, pero reconoce no es lógico conceder a estas alturas de competición.