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Deportiva y Real Unión olvidan el gol en un partido pleno de lucha (0-0)

Ni Rubio ni Otermin pasaron por serios apuros pese a que los vascos llevaron la iniciativa «Puntuar fuera y ante un rival tan complicado me deja satisfecho»

Publicado por
Ramón Díez - enviado especial | irún
León

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Tenía la Deportiva una prueba de fuego en el campo de uno de los rivales llamados a luchar por el ascenso de categoría. Después de la sorprende, abultada e inesperada derrota en Zorilla de hace quince días, a la que se sumaba la goleada sobre el Portugalete de hace una semana, quedaba por saber si los de Lucas sabían enmendar los graves errores cometidos ante el filial del Valladolid y, en ese sentido, la prueba de ayer en el Gal resultó positiva. Como positivo fue también el marcador cosechado en tierras fronterizas pese a que esa igualada sin goles se logró después de mucho sacrificio en tareas ofensivas y sin apenas ocasiones de gol ante el marco de Otermín, ya que el único que rondó la misma fue Rubén Vega, con un disparo excesivamente cruzado que llevó la pelota más allá del segundo palo del portal unionista. Con esta única excepción, todo lo interesante desde el punto de vista ofensivo lo puso el conjunto local. Pese a ello, Rubio no pasó por ninguna situación realmente complicada durante los noventa minutos. El dominio del Real Unión fue totalmente inofensivo de cara a la portería blanquiazul. Muchos centros desde ambas bandas, pero respondidos siempre con gran sobriedad por la zaga blanquiazul que no se pareció en nada a la del día de Valladolid. Para llevar las riendas del partido, con una única excepción de cinco o diez minutos en el ecuador de la primera mitad, los dirigidos por Mánix Mandiola se vieron obligados a realizar un enorme desgaste físico que, a su vez, obligó a los de Lucas a vaciarse de la misma manera para neutralizar con éxito todas y cada una de las intentonas de los guipuzcoanos. Sólo a base de entrega y tesón pudieron los bercianos regresar a casa con un punto en el zurrón que tiene un agradable sabor por llegar después del desastre de Zorrilla y por haberse logrado en el campo de un equipo que, en teoría, va a conceder pocas opciones a sus rivales por lo visto en la tarde de ayer. De entrada, Pichi Lucas se atrevió con Juan Fuentes en el lateral zurdo desde el principio después de comprobar durante toda la semana que el de Ordes se había recuperado a la perfección de la dolencia que le había impedido debutar esta temporada. Con ello pudo el técnico colocar por fin a Asier Salcedo en posición adelantada por esa banda izquierda, pero el vitoriano realizó uno de los partidos más flojos que se le recuerdan desde que defiende la zamarra blanquiazul. En la primera parte, la única en la que la Deportiva ofreció algunos destellos en ataque, se topó casi siempre con un Rubén Vega que caía en esa banda y aglutinaba todo el protagonismo en detrimento de su compañero. En la medular se echó de menos a Gorka Soria porque el de ayer era un partido para ponerse el mono de trabajo como hizo Vicente Úriz. A su lado estaba Krios y con lo anterior no se quiere indicar que el griego le diera la espalda a la batalla, pero está claro que el partido no se ajustaba a sus características porque el balón estaba muy poco tiempo en contacto con la hierba. A ello se unió el hecho de que Fran quedaba casi inédito porque sus compañeros se empeñaban en volcar el poco juego que eran capaces de crear sobre la banda izquierda buscando a Rubén Vega. El zamorano se desesperaba porque apenas tenía participación. De esta manera, es obvio decir que Gonzalo Pavone tuvo que afrontar una misión casi imposible, sin ninguna ocasión de gol que llevarse a la boca y sólo le quedó el recurso de fajarse como el resto de compañeros en tareas de contención. Vistas las circunstancias en las que se desenvolvía el partido, quedó claro que puntuar era sinónimo de victoria. Y así fue. Costó mucho trabajo porque Soto, que estaba impecable igual que Alberto en su lucha con Sukía y Sergio Francisco, tuvo que abandonar con una presunta rotura fibrilar. Lucas dio entrada a Rivadulla y el canterano cumplió atrás. Recamán y Brasi echaron una mano cuando más achuchaba el Real Unión.

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