Diario de León

El buen juego de la Cultural ante el Salamanca no evita la derrota (1-0)

El gol de Deus a los cinco minutos valió para batir al equipo leonés, que mereció mejor suerte Álvarez Tomé: «El colegiado ha estado casero»

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Ángel Fraguas - salamanca | enviado especial
León

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La Unión Deportiva Salamanca y la Cultural disputaron un encuentro atípico para la Segunda División B. Sobre un escenario que nada tiene que ver con los campos que abundan en el grupo, los dos bloques ofrecieron un partido impropio para la categoría. El equipo charro quiso adueñarse del control en el centro de campo en los primeros compases del encuentro. Trató de hacer valer el factor cancha, con penetraciones verticales sobre la portería defendida por Aulestia. La capacidad de los laterales charros se le atragantó al bloque leonés. A las primeras de cambio, una entrada a destiempo de Pepín sobre el capitán salmantino Tomás, sirvió para que el jugador local que quedara solo para mandar al segundo palo, en el que Deus sólo tuvo que empujar con la cabeza el balón a las mallas visitantes. El gol en contra no provocó el desconcierto en el entramado planificado por Álvarez Tomé, entrenador culturalista, sino todo lo contrario. Reavivó el brío de los leoneses, que comenzaron a trenzar juego en la medular, con Puigdollers y Burgueña como auténticos dueños del balón durante los siguientes minutos. Los mediocentros culturalistas surtieron de balones a ambos interiores. El carril de Pepín fue el más utilizado y el que mejores resultados dio, con llegadas que pusieron en apuros a la cobertura charra. La apertura de líneas en el bloque culturalista provocó que la Unión hiciera mucho daño a la contra, aunque a Álvarez Tomé no le quedó más remedio que hacer avanzar a la defensa hasta casi el centro del campo. Esta apuesta por el fútbol ofensivo por parte de la Cultural supuso que el delantero local Deus fuera duramente abroncado por su afición, al errar clamorosamente dos acciones claras de gol (minutos 12 y 40), mientras que en la otra acción de peligro por parte local, a través de Jorge Alonso, el meta culturalista Aulestia respondió con una soberbia intervención. Los visitantes, azuzados desde el banquillo por Álvarez Tomé, que volvió a ser el titular tras los dos encuentros de sanción, también llegaron a intranquilizar el área charra, sobre todo por medio del delantero Paulino, que fue objeto de un posible penalti en el minuto 17 de partido. Con el marcador en contra, la Cultural no dejó de intentar la igualada. Pepín quiso en varias acciones neutralizar la ventaja del bloque charro, con penetraciones y disparos que descoordinaron la férrea defensa montada por el entrenador local Javi López. El ataque culturalista se hizo todavía más insistente en los segundos cuarenta y cinco minutos. El técnico Álvarez Tomé adelantó la defensa hasta el medio de la cancha. Encogió el campo de manera que la Unión Deportiva Salamanca se sintió demasiado incómoda, como si no conociera las medidas que había marcado Álvarez Tomé en El Helmántico. Los locales no encontraron nunca el camino para encauzar su juego dinámico y de toque a lo largo de toda la segunda mitad. Los culturalistas se adueñaron por completo del partido y de la zona ancha. A los propietarios del terreno sólo les quedó fortalecer su mejor línea, la cobertura. Con el capitán Tomás como mandamás, la Unión se vio obligada al patadón y tente tieso frente a las acometidas por banda de la Cultural. Las llegadas por parte del conjunto leonés se sucedieron hasta el punto de encender la alarma en la afición charra, que intentó influir en las decisiones arbitrales desde la grada, atosigando al asistente del ataque y al entrenador culturalista Álvarez Tomé cuando estimó salir de su asiento en el banquillo. Los últimos minutos del encuentro fueron especialmente emocionantes e intensos. La Unión trató de cerrar todos los huecos posibles para rentabilizar el único gol marcado por Deus, pero la machaconería de los culturalistas tensó el marcador hasta el límite. Ze Tó, en una contra, pudo sentenciar. No fue así y la incertidumbre se prolongó hasta el pitido final del árbitro.

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