Mario Pestano abandona Leónpara irse al CAR de Barcelona

El discóbolo tinerfeño Mario Pestano, tercero en el ránking de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), cree que aún le queda cuerda para rato ya que, según afirmó ayer, «me gustaría estar en la elite ocho años más». Pestano, que a partir de la próxima semana iniciará una nueva etapa, ya que estrenará entrenador, Luis Lisazo, y cuartel general, el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat tras romper con el leonés Carlos Burón y abandonar el grupo de entrenamientos que compartía con el pesista de León Manuel Martínez en la capital de la provincia, recordó que aún tiene 27 años, que es más o menos la edad a partir de la cual se adquiere la madurez en las modalidades de lanzamiento. Aún no conoce al detalle cuál será su método de entrenamiento, pero tiene la certeza de que será «totalmente diferente» al que desarrollaba en León con su anterior técnico, Carlos Burón, de quien se separó porque necesitaba «estar más tranquilo interiormente, porque vivía una situación en la que no me encontraba bien», dijo. Lo que sí tiene claro es que se centrará en el lanzamiento de disco, por lo que aparcará el peso; que intentará «dosificar al máximo» su presencia en alta competición, y que a poco que le «acompañe esa pizca de suerte», la que hasta ahora le ha faltado en las grandes citas, «la medalla va a caer un día u otro». Coincidió con la apreciación que hizo el presidente de la Federación Española de Atletismo, José María Odriozola, al término de los Mundiales de Helsinki, cuando afirmó que Pestano había desperdiciado una oportunidad inmejorable de alcanzar puestos de podio, pero lo consideró como «una experiencia más» para mejorar. Su objetivo más ambicioso para la próxima temporada es el Campeonato de Europa, que tendrá lugar en agosto, y para ello espera estar en un tono adecuado para la Challenge Europea de Lanzamientos, en marzo. Atrás parecen haber quedado sus problemas de espalda, ya que ha tenido «mucho tiempo para descansar», como también una temporada, la 2004-2005, que calificó como «dura» por las lesiones y porque «no entrené como creo que debía de haberlo hecho».