España consumó la debacle (24-32)
La selección, defensora de la Supercopa y actual campeona mundial, sufrió un duro correctivo
La selección española de balonmano, defensora del título y actual campeona mundial, se despidió de las semifinales de la Supercopa al sufrir un duro correctivo contra una Suecia muy superior que aprovechó el cúmulo de despropósitos de los hombres de Juan Carlos Pastor. Tras la derrota de la víspera ante Francia, España necesitaba la victoria para mantener la opción de estar en la semifinal y aspirar a revalidar el título, pero cuajó un partido malo en el que apenas nada le salió bien. Los nórdicos, en fase de renovación en busca de reverdecer laureles, lo tuvieron muy claro desde el principio y sacaron partido de manera milimétrica de los puntos flacos de España, que chocó ante una defensa sueca muy férrea y ante los guardametas Tomas Svensson, en la primera parte, y Peter Gentzel, en la segunda. El 0-3 inicial fue el claro ejemplo de que Suecia salía decidida a por la victoria sin concesión alguna. El poderoso braso de Kim Andersson comenzó a mellar la confianza de una defensa española que fue demasiado permeable. Los intentos de Chema Rodríguez de armar el juego de su equipo fueron vanos. Se empeñó en forzar acciones contra las torres de Suecia y sus compañeros tampoco supieron cómo romper el entramado del rival. Pese a que en alguna que otra ocasión se encontró por el extremo a Juanín García, Suecia fue abriendo brecha en el marcador de forma paulatina (9-16) y se marchó al descanso con una ventaja suculenta de seis tantos (12-18). Aunque en el inicio del segundo periodo España esbozó una reacción con los goles de Juanín García y Ion Belaustegui y con varias paradas de David Barrufet, que relevó bajo los palos a José Javier Hombrados, fue un espejismo. Suecia, con Marcus Ahlm enorme en el pivote, Andersson firme en sus lanzamientos, Jan Lennartsson muy rápido por el extremo y Stefan Lovgren infalible en los penaltis, no se desmoronó ni con las exclusiones, que en alguna ocasión se llegaron a acumular de tal manera que se quedaron con tres hombres menos. España fue incapaz de aprovechar realmente estas superioridades, porque careció por completo de acierto y clama. Incluso hubo un momento, a diez minutos del final, que pudo situarse a tres goles, pero Svensson detuvo un penalti a Juanín García y ahí se acabó el partido, lo que le ha servido para vivir la cruz de la moneda.