ALBERTO DÍEZ (MONTAÑA) LUPICINIO PRIETO (RIBERA)
El gallo se quedó en la montaña «Hay que tener cabeza y saber estar; ellos no lo entendieron así» «Joden la ilusión a los chavales, ha sido un atraco a mano armada»
Una refriega entre luchadores de los dos bandos ensombrece el tradicional duelo en un final de temporada en el que sigue la hegemonía de los montañeses de la mano de Eduardo Díez
El tradicional enfrentamiento que cierra la temporada entre los ribereños y los montañeses comenzó siendo una de las grandes fiestas de este deporte y terminó con un espectáculo bochornoso. Guillermo González fue el primer luchador por salir por la montaña, sacando por parte de la ribera a Víctor Justel. Y bien comenzaron las cosas para éstos, ya que el benjamín de la ribera les dio la primera victoria. Pero a partir de aquí los triunfos se fueron alternando hasta que por parte de la ribera llegó Borja Gardeazabal, uno de los luchadores de base llamado a ser un grande dentro de este deporte. El de Valdefresno lo demostró el día de ayer. Este alevín de categoría de medios se encargó él solito de tirar a cinco montañeses, pero la montaña luchaba en casa no estaba dispuesto a que el marcador se les fuera de las manos y pusieron en el centro del corro a Moisés Vega. Gran espectáculo el que ofreció el montañés. Se notaba que luchaba en casa, por equipo y por localidad, y realizó los mejores combates de la tarde y los más aplaudidos quizás en toda la jornada de ayer y para muestra el tremendo envite que dribló con Alejandro Lozano. Nada que envidiar a los senior, un duelo de poder a poder que terminó decantándose del lado del de Cistierna en su última aparición, ya que David Pérez puso freno a Moisés Vega después de que éste hubiera dado cuenta de también cinco luchadores. Tras este enfrentamiento que había dejado un gran sabor de boca a todos los aficionados congregados ayer en Cistierna las cosas volvieron a su cauce habitual. La lucha de base se dedicó a lo que mejor saben hacer: luchar y dar un espectáculo digno del mejor corro senior. Pero tras la demostración de clase y maestría dada por Gardeazabal y Moisés a estas dos historias les faltaba otra con la que culminar el impresionante espectáculo dado por la lucha de base. Y como no podía ser menos, Mario del Blanco se encargó de dar la primera ventaja importante a los luchadores locales. Con cuatro triunfos se quedó a las puertas de igualar a sus antecesores. Su lucha, como ya ha demostrado desde hace muchos años, está dentro de esos luchadores llamados a escribir páginas gloriosas dentro de este deporte. Víctor Díez, que ayer luchó como juvenil y no como senior, fue el que finalmente puso freno al todoterreno Mario del Blanco. El de Mansilla realizó un gran papel, ya que volvió a dejar a los ribereños cerca de los montañeses: 17-18. Pero José Javier Novoa volvió a demostrar que cuando quiere puede estar entre los mejores. Prueba de ello es que tras dar cuenta de Víctor Díez dejó diezmada la escudería de ligeros en senior por parte de la ribera, y tan sólo el campeón de este peso Ibán Sánchez puso freno a éste cuando ya había derrotado a cuatro contendientes. Volvieron las cosas a igualarse y mientras la ribera remaba poco a poco para conseguir poner orden el marcador, Félix Valladares volvió a dar otro golpe de timón a la montaña encadenando cuatro victorias consecutivas. Los montañeses cobraron ventaja y se pudo ver uno de los enfrentamientos más esperados entre Héctor García y Clemente, éste como siempre al ataque y en pocos segundos el de Campohermoso amarró un importante punto para su bando. Pero faltaba por salir por los ribereños la gran figura Ábel Cabero que, tras tirar a cinco rivales, puso las cosas en igualdad de condiciones para ambos equipos. Después de que Moro tirara a éste, Alberto Rodríguez hiciera lo propio con el de Riaño, y Eduardo Díez respondiera al Faraón. Finalmente El Oso y Álvaro se enfrentaron en el fraticida duelo que se decantó del lado de los luchadores montañeses. El seleccionador de la montaña Alberto Díez aseguró que «ha habido errores para los dos lados. Hemos sido mejor equipo que ellos y nunca perdimos la fe. Ellos ya se veían ganadores cuando sólo nos quedaba Eduardo, pero el corro se gana en la colchoneta. Pero no sólo hemos vencido con este luchador , ya que el corro se gana desde abajo, y no hay que echárle la culpa a los árbitros ni a nadie. Hay que tener cabeza y saber estar y ellos no lo han entendido así. Por dos caídas bien dadas se ha organizado todo este jaelo, una nula bien pitada cuando Clemente tiró a Héctor y luego, la que Héctor le dió está bien pitada. Ellos ya deberían saber que las cosas ya estaban ya habladas de antemano. Los luchadores ribereños perdieron entonces la cabeza y los nervios. Éste es un corro para el público y no para montar este tipo de broncas. Este espectáculo me ha dolido mucho». «Lo de Ricardo le han provocado. Él es un niño grande y esas cosas pasan, pero sé que eso no estuvo bien y lo que más desearía ahora es que el próximo año todo fuese mucho más deportivo», aseguró Alberto Díez tras llevarse el triunfo a la montaña. «Ha sido un atraco a mano armada», comentó Lupicinio al término del enfrentamiento, añadiendo también que «te joden la ilusión de todos los chaveles. Tenían que ser primero personas y que se den cuenta del mal que han hecho. El lío es la salsa de la lucha pero no llevándolo a estos niveles, puesto que ha sido una vergüenza. Así no llegamos a ningún sitio tanto por parte nuestra como por parte de otros. Los árbitros unas veces las ven de una manera y otras de otra bien distinta. No están a la altura. Son malos y punto. Si hubieran pitado bien no hubiera pasado nada. La Federación está tapando a los árbitros y estos problemas no han sido sólo hoy. Hoy ha sido la culminación de una problemática que se arrastra desde la Liga de invierno. Reconocemos nuestra parte de culpa y que no está bien lo que hicimos porque esto no es la lucha. Es lamentable que haya sucedido. La verdad es que es una despedida muy triste. Me hubiera gustado que todo hubiera terminado de mejor forma. Por mi parte quiero dar la enhorabuena a la montaña y otro año será», lamentó el seleccionador mientras a los montañeses se les entregaba el gallo como campeones.