El presidente de las peñas incide en el interés de que desaparezca el grupo radical

Los hechos acaecidos el sábado en León entre los ultras de la Cultural y Deportiva Leonesa y del Burgos no son una novedad para los aficionados que acuden con asiduidad al estadio de El Plantío. El presidente de las peñas burgalesas recalca constantemente que en los estadios futbolísticos no caben los grupos incitadores a la violencia, por lo que no duda en pedir la desaparición de este grupo radical. Los pertenecientes a la denominada Resaca Castellana son un grupo que asiste habitualmente a los encuentros del Burgos, tanto en su estadio como cuando celebran sus encuentros fuera de su campo. Según un dirigente del Burgos, «el club ha hecho lo posible por hacer desaparecer a este grupo de violentos, que en nada beneficia a la imagen del club, pero por unos u otros motivos no nos ha sido posible, debido a que en muchas ocasiones se nos escapa de las manos esta posibilidad». Un socio del Burgos también sostiene: «En muchas ocasiones los aficionados del Burgos tenemos problemas con los componentes de ese grupo, porque se meten con todo lo que se encuentran a su paso. Es más, cuando se desplazan a los campos de los equipos vascos, no dudan en situarse al lado de las peñas más radicales, exhibiendo todo tipo de simbología y luciendo ikurriñas. Están hermanados con los equipos vascos y en algunas oportunidades se suman a ellos para poner la nota agresiva». El mismo socio burgalés sostiene que los que integran el grupo radical Resaca Castellana «son niños de papá, que luego por sí solos no se atreven a nada, pero que se esconden en la masa para realizar sus fechorías. Conozco a uno de ellos, al que su padre, que es abogado, le ha sacado más de una vez las castañas del fuego. Los demás son iguales o parecidos. Niñatos mimados, la inmensa mayoría».