Las mismas asignaturas pendientes (I)
DE ENTRADA, una declaración de principios. Para inscribir en los corros, pesar, sortear, anunciar, cronometrar, pagar... y cobrar sirve cualquiera. Para eso -«menú del día»- da igual unos que otros y no valdría la pena cambiar de junta directiva. Cuestión distinta es que esas «menú-dencias» no sólo se hagan -exigencias mínimas del menú- sino que se hagan bien; que ya lo dejó dicho Machado que «el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas». Pues bien, lo otro, lo otro; lo creativo; lo que ni tan siquiera se aborda en la lucha leonesa sería lo que debería contar. Las asignaturas pendientes y que siguen siendo las mismas... e intactas. Que no inconclusas sino «inempezadas». El problema va a ser por dónde habremos de arrancar su enumeración desde aquí, cuando es tanto lo pendiente en esta lucha leonesa actual para muchos agónica y cuasicadavérica a pesar del enmascaramiento mediático. Intentaremos el repaso a lo largo de la columna de hoy y del próximo miércoles, orillando criterios de prioridad en cuanto a importancia y urgencia. Todo es prioritario, importante y urgente cuando se trata de asignaturas pendiente arrastradas desde hace tantos «cursos». Demasiados. Empecemos por lo pendiente al hilo de noviembre ¿y de diciembre y de enero y de febrero...? ¿De aquí a tres ó cuatro meses nada de nada luchísticamente hablando? ¿Ni participación en competiciones nacionales de otras variantes de lucha (universales/olímpicas y no folklóricas), ni veladas de cara a televisión de carácter promocional y de automotivación estimulante para infantiles/juveniles/veteranos...? En clave de debates. Debate -experimental y científico- en orden a prevención integral de lesiones y su cobertura a también integral (aseguradora, laboral, compensatoria...). Debate, también en sus vertientes práctica y facultativa, en torno a alternativas al «cinto lesionador» y que tanto se hace esperar. Retomamos la actualidad por la vía de la Universidad. Sí, la Universidad ¡de León! Que acaba de presentar a bombo y platillo sus actividades deportivas para el presente curso. Con modalidades como judo, kárate, taekwondo... y hasta tenis de mesa. Así pues, un curso más con la ausencia de la lucha leonesa... en la Universidad leonesa. Se comenta solo. También está de actualidad que el superluchístico -al menos históricamente- Ayuntamiento de Villaquilambre se halla en trámites de nominar docena y media de calles. ¿La Federación ha presentado en el registro municipal la solicitud de calle para Cayo de Celis en Villaobispo y de Felipe León en Villaquilambre? ¿El mismo pasotismo e indolencia que ante el Ayuntamiento de la capital? Las mismas asignaturas pendientes, las de siempre. Asignatura pendiente del arbitraje, se supone que a abordar en la próxima asamblea. En rigor y en profundidad si no fuera que a los asambleístas, como a la mayor parte de los luchadores, les faltan tantos bemoles como a los aficionados nos sobra masoquismo. Entendemos que no sería tal problema con un colegio de árbitros en serio, a la medida de cómo lo perfilaran en su día -hace 20 años- la seriedad y visión inteligente de un Frumencio Álvarez y de un Fernando Cordero: auténticos adelantados y precursores en sus enfoques. Pero se ha desenfocado el espíritu de los artífices y la cuestión arbitral sigue incorporada a las luchísticas asignaturas pendientes. Disponemos de notables referencias del actual responsable Fernando Viñuela de Celis (por cierto el sumun de apellidos luchísticos en clave Felipe León Viñuela-Cayo de Celis Álvarez, que debiera empezar por desmontar la pueril idea de que seis ojos ven más que dos (y doce más que seis y así reduciendo al absurdo). Y aplicar la máxima de gente con capacidad-personalidad-criterio, que la formación luchística -reglamentaria y demás- es adquirible. La integridad y honradez, como el valor en el ejército, se le ha de dar por supuesto. A partir de ahí, pasar de los corrosivos y destructivos «chismorreos y ladridos alucheros». Y ya si se nos permite, expresar nuestro posicionamiento básico al respecto: un solo juez-árbitro, con un suplente-auxiliar en la mesa del jurado ejerciendo de cronometrador y ocasional y excepcionalmente consultivo.