La presión del Barcelona decidió Guti: «Me duele que mi afición aplauda a nuestro gran rival»
Frank Rijkaard le gana la partida a Vanderlei Luxemburgo y ahoga a los blancos en tres cuartos del campo
La presión por la que apostó el técnico del Barcelona, el holandés Frank Rikjaard, en tres cuartas partes del campo, ahogó al Real Madrid y fue la clave que decantó de lado barcelonista el clásico, junto a la magia del argentino Leo Messi y dos goles para enmarcar del brasileño Ronaldinho. Vanderlei Luxemburgo recordó el último enfrentamiento ante el Barcelona para diseñar su sistema sobre el césped. En aquella ocasión (4-2), revolucionó su equipo al borrar del clásico al portugués Luis Figo, retrasar la posición de Raúl González y ubicar dos delanteros, Ronaldo y el inglés Michael Owen. Su objetivo era buscar la espalda del centrocampista defensivo barcelonista con Raúl y desequilibrar la estabilidad defensiva del rival. Hoy, repetía su apuesta con Raúl buscando las cosquillas al brasileño Edmilson y Ronaldo formando con Robinho arriba. Pero el Real Madrid no demostró nada. Disparó en una sola ocasión a la portería defendida por Víctor Valdés y no creó fútbol, atragantado en una presión asfixiante de su eterno rival, que no sabía leer ningún jugador vestido de blanco. Hasta el momento del partido era el uruguayo Pablo García el jugador madridista de entre los titulares que menos balones había perdido (16). Ayer, anulado por la presión engrosó en el primer acto la estadística. Además, el inglés David Beckham abandonaba la banda derecha, donde se había convertido en futbolista clave en la temporada blanca, para intentar añadir físico al medio pero no aportar limpieza en la salida de balón. Especialista en desplazamiento, cayó en la trampa barcelonista. Rikjaard había ganado la partida a Luxemburgo. Sorprendía en su equipo titular con la inclusión de Edmilson en el mediocentro, por detrás del cerebro Xavi Hernández, pero sobre todo con la acertada inclusión de Messi. Era un mensaje claro hacia el fútbol, porque un jugador de la grandeza del joven argentino no merece ver desde el banquillo este tipo de partidos. Y a los despachos, con los líos que tanto están dando que hablar sobre su nacionalización. Messi se «merendó» a Roberto Carlos como Ronaldinho a Míchel Salgado. El campo era del Barcelona. Las ocasiones se sucedían, en el rostro de Iker Casillas se dibujaba la desesperación y el físico madridista no era suficiente para hacer frente al reto de comenzar a presionar, con varios jugadores recién recuperados de importantes lesiones en algunos casos. El Real Madrid se partió y saltaba en la segunda parte sin cambios en busca de la reacción. Luxemburgo tardó en reaccionar, en ver como en el banquillo tenía a José María Gutiérrez «Guti», que podía dar limpieza a la salida de balón. Cuando adelantó líneas murió el equipo blanco a la contra con dos obras de arte de Ronaldinho. La batalla táctica cayó con total claridad de un lado. Rikjaard derrotó a Luxemburgo. Guti, centrocampista del Real Madrid, reconoció tras la derrota que le «duelen los aplausos» que dedicó la afición madridista al eterno rival. «Sabemos que el equipo no ha estado a la altura pero me duele, como madridista, que tu propia afición aplauda a nuestro gran rival», manifestó en la zona mixta. «Esta plantilla tiene mucha calidad pero hoy estábamos muy descolocados y lo hemos pagado. Con trabajo sacaremos las cosas adelante», agregó. Para Guti el triunfo del Barcelona es «un duro palo» pero no decide nada en la lucha por el título de Liga. «Siempre el partido ante el Barcelona es clave y marca la temporada pero queda mucho. Es un mazazo muy grande y hay que reaccionar». «Nuestra afición sabe lo que quiere y nosotros tenemos que ver que no se ganan los partidos sólo con calidad. Es pronto para valorar pero hay mucho que mejorar. Cada jugador debe pensar como mejorar en el campo por el bien del equipo», concluyó.