Diario de León

Ademar recupera su belicosidad pero paga su precipitación final (27-30)

El equipo se lo volvió a jugar todo a cara o cruz y acabó tirando por la borda un gran trabajo Inyección de autoestima para medirse al Portland en Liga de Campeones

Colón estuvo muy activo ayer durante todo el partido, tanto en defensa como en ataque

Colón estuvo muy activo ayer durante todo el partido, tanto en defensa como en ataque

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Georgino Fernández - león
León

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El Ademar volvió a perder ayer con el Barcça -la tercera derrota en casa en menos de una semana- pero el partido dejó buenas sensaciones. Es más, dejando a un lado el resultado, el equipo de Manolo Cadenas transmitió buenas vibraciones tanto en defensa como en ataque. Y eso hacía algún tiempo que no sucedía. Los sesenta minutos dieron para hacer lecturas mucho más positivas que negativas. La primera es que la portería volvió a responder. Y es que a pesar de no terminar con unos números espectaculares, Jorge Martínez -que jugó todo el partido- transmitió mucha mayor seguridad bajo los palos. La segunda es que el ataque posicional del equipo sigue mejorando. Con Perales de central, pero también con Ivo y Entrerríos, el Ademar desplegó muchos más recursos ofensivos de lo que era habitual verle. Kjelling acabó como máximo goleador de nuevo -ocho goles- pero «metió» otros tantos de forma indirecta merced a los pases que envió a los extremos y sobre todo a los pivotes: Castresana y Colón que los aprovecharon siempre con efectividad. O gol o penalti. La tercera es que el equipo volvió a brillar en defensa. Estuvo peleón, intenso, atento a los cruces de los blaugranas... en definitiva volvieron a demostrar la garra ademarista en defensa, una de las principales señas de identidad de este equipo. Y la cuarta las engloba a todas. Es la recuperación del espíritu guerrero y belicoso que siempre carecterizó el juego del Ademar en todas sus facetas. El propio Manolo Cadenas lo reconoció al final de un choque que su equipo perdió de forma inmerecida por tres goles de diferencia. Inmerecida porque los tres goles de diferencia final no representan lo que se vio en la cancha. En el otro extremo de las cosas, en el capítulo de las lecturas negativas, las cosas también están bastante claras. Las precipitaciones y las pérdidas de balón, sobre todo al final cuando se jugaban los minutos decisivos, volvieron a echar por tierra el gran trabajo de todo el equipo. Fue una pena porque ayer el Ademar no mereció perder. Al igual que le sucediera en la Supercopa llegó al final igualado con su rival y volvió a jugarse el encuentro a cara o cruz. Y por tercera vez consecutiva salió cruz. Mala suerte para los méritos de un equipo que en la primeros quince minutos del primer tiempo sólo habían dejado al Barça hacer cuatro goles. La defensa del Ademar era pegajosa e intensa, con salidas constantes parano dar metros a los tiradores catalanes. Ivo Díaz demostraba lo que puede hacer en esta faceta. Y por el centro, Castresana, Colón, Morros y Prendes maniataban bien a los jugadores catalanes. Así, en el minuto 19 conseguía su máxima ventaja: 10-6. Cuatro goles de distancia que invitaban al optimismo. Nagy que despertó en la recta final de este tiempo para hacer cuatro tantos seguidos y Jerome Fernández eran quienes mantenían al Bará a la estela del conjunto leonés. Iker Romero, todavía convaleciente de su lesión en la mano, salió del inicio pero luego volvió al banquillo para no aparecer hasta el final. Y en este periodo Juanín sólo fue capaz de perforar una vez la portería de Jorge Martínez. Las cosas pintaban bien. Máxime cuando se podía ver a Laluska encarando con decisión la meta de un acertado Peric y cuando los leoneses fueron capaces de conservar prácticamente intacta esta ventaja a pesar de que los árbitros excluyeron casi a la vez a dos jugadores leoneses, dejándoles con cuatro en pista. Sin embargo, el Ademar volvió a caer en la maldición de los minutos finales. Una mala selección de tiro y varias pérdidas de balón volvieron a meter a los de Espar en el partido. Tanto que los dos llegaron al final empatados a catorce. Los dos condenados a partir de cero en la segunda mitad. El Ademar controló el partido, con ventajas cortas, hasta el minuto 16, cuando los azulgranas volvieron a ponerse arriba en el marcador. Sin embargo, los hombres de Cadenas no bajaron los brazos nunca. Alentados por una afición que ayer volvió a conectar con el equipo, jugaron de tú a tú a los catalanes. Sin complejos ni en ataque ni en defensa. Kjelling siguió jugando en equipo asistiendo a sus compañeros pero también sacó su brazo letal. Hizo cinco goles en la segunda mitad para acabar con ocho como máximo artillero del partido. Castresana, unió a su buen hacer en defensa su acierto en el ataque. Roberto García, muy activo todo el partido, volvió a mostrar la regularidad que le caracteriza. Sin embargo, el técnico catalán Xesco Espar, tomó dos decisiones que, junto a las pérdidas de balón de los leoneses, terminaron siendo decisivas. Una fue dar entrada a Iker Romero en la recta final del choque -que hizo tres tantos a la postre decisivos-y la segunda fue cambiar a defensa 5-1 con el pivote croata Vori como adelantado. El balcánico cubre mucha pista y el Ademar empezó a ver mal las líneas de pase. Y llegaron los errores. A tres minutos del final, el entonado Laluska empata el partido a veintisiete. La moneda, como en la canción de Jorge Drexler, de nuevo girando en el aire. Y de nuevo dio la espalda a los leoneses que con un mal pase perdieron la opción de empatar el partido a 28 y propiciaron un rápido contraataque azulgrana que culminó Víctor Tomás. Se acabó. Ya no quedaba tiempo para dar la vuelta a las cosas. Víctor Tomás aún acabó otra rápida contra. Tres goles de diferencia al final (27-30) que no reflejan lo que pasó en el Palacio de Deportes. Y una cosa empieza a quedar clara: la liga ahora es cosa de tres: Portland, Ciudad Real y Barcelona.

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