Adiós a Europa con disgusto

El Anderlecht aguó la despedida del Betis de la Liga de Campeones. Con sólo un disparo en todo el partido, los belgas consiguieron la primera victoria en esta participación europea. El Betis no estaba en el partido. La situación de la Liga y las lesiones hicieron que el once fuera un galimatías. Los jugadores no estaban en sus lugares naturales y eso se notaba. La circulación del balón era inexistente porque los futbolistas estaban más preocupados por permanecer en su sitio que por jugar. Y así, en este insoportable tedio, el fútbol brillaba por su ausencia. Los béticos estaban pensando más en la Liga que en la 'Champions'. El público también, que aguantó sólo veinte minutos antes de empezar a gritar que querían un delantero. Y el equipo lo necesita porque no hay ningún referente arriba. Los futbolistas de Serra Ferrer no saben a quién pasar e intentan jugadas en solitario. Pero era tal el desastre de las líneas que los belgas, con algo tan sencillo como llenar los huecos, crearon más peligro con sus escasos recursos técnicos que el Betis en todo el partido. Las ayudas entre los béticos escaseaban. Así se permitió que Kompany avanzara durante 30 metros sin que nadie le saliera y metiera gol. El tanto pareció espolear a los locales, que comenzaron a jugar a fútbol. Además, la entrada de Joaquín y Xisco le dio otro aire a los sevillanos, más velocidad en el juego. Pero no fue suficiente. El Betis no le dio la alegría a su afición. «Divorcio» con el presidente La afición del Betis dejó ayer claro, en el adiós a la 'Champions' con la derrota ante los belgas, su evidente divorcio con el presidente verdiblanco, Manuel Ruiz de Lopera, que, pese al cada vez más preocupante rumbo que está tomando el equipo, sigue sin hacer ningún fichaje con el que reforzar las numerosas carencias de la escuadra dirigida por Lorenzo Serra Ferrer. Con la condición de colista de Primera estrenada por el Betis en el pasado fin de semana, los seguidores sólo tardaron ocho minutos en corear 'Lopera trae un delantero', dado que, un mes y cinco días después de que Oliveira se lesionara, y con Dani también en la enfermería desde el pasado 19 de noviembre, el equipo juega actualmente sin ni tan siquiera un punta nato. Pero el 0-1 del Anderlecht y el inmediato descanso del encuentro que llegó después, desataron los gritos contra el palco, hacia el que los seguidores se volvieron mostrando sus pañuelos e incluso dos de ellos blandían sendos folios con mensajes escritos en los que expresaban su descontento. En el arranque de la segunda parte la grada, de forma masiva, optó por la sorna, con cánticos de «Lopera baja al campo y mete un gol» y, algo más tarde, con el típico gracejo sevillano, el canto fue el de «Lopera bota de oro». Después hubo un intercambio de pareceres entre sectores. Así, unos optaron por el histórico «Que bote el Villamarín», desechando el actual nombre del estadio bético, que no es otro que el del propio Lopera. Ante esto, otros aficionados, más minoritarios, respondieron con el «Hola Don Manuel», lo que fue silenciado rápidamente con silbidos por la mayoría. Otra evidencia de la división que Lopera provoca.