El Madrid práctico de Caro cumple (0-2)
Sergio Ramos y Robinho dieron el triunfo a un equipo intermitente que mejoró en el centro Ronaldo quiere el premio Nobel de la Paz
La victoria en Málaga era imprescindible para López Caro y el técnico sevillano debutó con buen pie en la Liga, aunque el Real Madrid no brilló en La Rosaleda. Mejoró en algunos aspectos con un entrenador al que le gustan las bandas y quiere entrega y orden en el centro del campo, pero el Madrid se mostró muy intermitente y concedió demasiadas oportunidades a un rival al que le faltó gol. A la espera de tiempos mejores, el Madrid apostó por el juego práctico y pudo confirmar su superioridad en una primera parte en la que el Málaga sufrió la calidad y efectividad de los blancos. Sergio Ramos, el mejor, como líder del medio campo, y Robinho, que estuvo más activo en la banda derecha y por fin respondió con un gol, dieron la victoria a un equipo que debe ir a más. Lo peor del Madrid fue sentirse tan superior y relajarse en la segunda mitad, porque su actitud defensiva tras el descanso es muy comprensible cuando en momentos tan delicados está obligado a sumar los tres puntos. Al Málaga no le sirvió de nada la tremenda presión que ejerció en la primera media hora que maniató al Madrid, porque pasado ese tiempo, después de pasarlo mal en defensa, los blancos comenzaron a carburar en ataque. Tras una doble ocasión malograda por Robinho, Sergio Ramos, al igual que hizo cinco días antes en Atenas, conectó su cabeza a balón parado, y en sólo cuatro minutos el Madrid dejó casi sentenciado un choque que se le había complicado frente a un rival luchador y valiente. Poco después del 0-1, Robinho, como extremo derecho, tras una pared con Guti, se marchó de Fernando Sanz y la pegó con la zurda para sorprender por la escuadra a Arnau. El equipo de Tapia había trabado el duelo a base pelea y faltas, y no dejó respirar en principio a Guti y Sergio Ramos, para evitar durante 30 minutos la creación de juego visitante. Después sí funcionó mejor la pareja de pivotes, aunque se echó en falta más presencia de Guti. Además, Zidane debía actuar teóricamente pegado a la izquierda, pero se echó al centro, Baptista no intervenía, y Ronaldo había demostrado más de una vez su lentitud y bajo estado de forma. Aunque no tenía fútbol ni llegada, al menos el Madrid si disponía de mayor velocidad y más orden en el medio campo con el incansable Sergio Ramos. Desde el principio quiso demostrar actitud. Corrió el Madrid desde el primer minuto y hasta el descanso, pero corrió aún más el Málaga, hasta que empezó a perder fuelle. Para no perder la costumbre, antes de abrir el marcador, Casillas tuvo ya que responder con un paradón en el minuto 22. Poco antes, Salva imitó a Maradona rematando con la mano a la red, pero al delantero del Málaga le cazó el línea. Después, ya con el Madrid ejerciendo un dominio absoluto sobre un equipo muy tocado, fue Arnau quien impidió a Zidane marcar el tercero. El Málaga pagó su derroche físico, y al Madrid, que durante media hora no se acercó a puerta, le bastaron cuatro remates para confirmar su superioridad técnica y poner el 0-2. Relajación Continuó mandando el Madrid en la reanudación, tocando con tranquilidad en el centro del campo, aunque a un bajo ritmo y sin profundidad. Comprobando que los blancos habían entrado en una fase de relajación tras 10 minutos de absoluto dominio y no estaban dispuestos a forzar después de que Arnau salvase otro gol a Ronaldo, se produjo la reacción del Málaga, espoleado también por la entrada del joven Esteban. Junto a Salva, Esteban hizo emplearse a la defensa blanca, ya echada completamente atrás, y el Madrid esperando al contragolpe. Pese a los esfuerzos de Salva, que estaba en todos los ataques, no había pegada arriba y el Madrid pudo superar esa fase de aprieto con relativa comodidad. Al contraataque tuvieron los blancos dos oportunidades que no supieron definir, y el larguero también se alió con el Málaga tras un trallazo de Roberto Carlos. Estaba el partido insulso y casi muerto cuando salió el Chengue Morales para convertirse en revulsivo y en otra amenaza en el juego aéreo. El Málaga siguió asustando así a un Madrid que estaba excesivamente confiado. No logró ni siquiera dormir el partido en los últimos minutos el Madrid, y fue el Málaga el que insistió sobre la portería visitante. Así tuvo el salvador Casillas más de un par de sustos, y en el último minuto impidió el gol del honor de Morales casi a bocajarro. El Málaga mereció por lo menos un tanto, aunque el triunfo blanco fuese incontestable.