Pascual agranda su leyenda

Empezó en el GP Miguel Indurain, siguió en La Rioja, casi lo consigue en el País Vasco, fue el más vigilado en Castilla y León y sólo le faltó un pelo de suerte y que Roberto Heras no se jugara la general en Pajares para ganar dos etapas de la Vuelta a España. Dos victorias absolutas, dos parciales, un trabajo clave en varias carreras para que otros compañeros del Comunidad Valenciana ganaran etapas o la general en un año brillante y de grandes éxitos para la escuadra de Vicente Belda y casi siempre finalizando arriba en la general para contribuir a lograr la general por equipos en varias ocasiones: la primera en febrero o marzo en un gran premio en Portugal, cuando apenas llevaba un mes de entrenamientos y estaba lejos de su mejor momento de forma. En cuanto la cogió, no la abandonó: cerró en la Vuelta a España como uno de los españoles más brilantes este año, y como uno de los más vigilados del pelotón. Porque desde abril no paró de destacar. Cumplió 34 años en noviembre y cierra el 2005 con once años de profesional en sus piernas y con dos años más cerrados de contrato en la élite mundial. El 2 de abril se imponía a todo un Alejandro Valverde en el Gran Premio Miguel Indurain, en Estella. El 24, en Logroño, se llevaba la victoria absoluta en la Vuelta a La Rioja: ganó la primera etapa y ya no soltó el liderato hasta el final. En mayo y junio disputó varias clasicas y vueltas, permitiéndose el lujo de anunciar a sus amigos y a la afición leonesa el día antes incluso cuándo iba a ganar o a intentarlo al menos: y no falló nunca. Pero su estado de forma -sin olvidar que ya es un veterano del pelotón que se las sabe todas- no pasó desapercibido para sus contrincantes, que le comenzaron a aplicar un marcaje férreo: sabían que la escapada o el ataque del de La Virgen del Camino era el bueno. Eso ocurrió en la Vuelta a Castilla y León, a caballo entre abril y mayo. Llegaba de ganar en La Rioja y como líder declarado del equipo Comunidad Valenciana. Quería ganar en Astorga, fin de la primera etapa. Y entre esto y que le cerraron en la última curva, no pudo luchar por el amarillo. Después tampoco le dejaron. Acabó quinto, sus y sus compañeros Eladio Jiménez, David Blanco y Carlos García Quesada cuarto, tercero y primero respectivamente; el equipo ganó la general también. Y que el leonés fuera el más vigilado influyó. Tercero en Lodio y Cuarto en Ordicia a finales de mayo y julio fueron el resto de sus mejores resultados. Hasta la Vuelta a España. Había prometido a la afición leonesa intentarlo en la que acababa en Pajares y en Ávila, superar lo hecho en el 2004 cuando ganó precisamente en esta última ciudad. En la etapa que acababa en el puerto leonés hizo tercero, tras Samuel Sánchez, pero el problema fue un Roberto Heras al que ese día se le puso todo de cara para ganar la Vuelta y meterle una minutada a Denis Menchov: sólo ellos aguantaron al bejarano, que le sacó cuarenta segundos. Jarro de agua fría el 11 de septiembre. Como el 15 en Ávila. Sorensen le birló la etapa sobre la línea de meta. su cara era un poema, pero al día siguiente aún le restaron fuerzas para itentarlo en Alcobendas; tampoco le dejaron. Volvió a casa y su pueblo le homenajeó: tiene para siempre una avenida con su nombre.