Cerrar

Ademar despide el año con pesar (33-35)

La gran intensidad del primer tiempo pasó factura y el Ciudad Real reaccionó y jugará la final La maldición de los finales apretados

García Parrondo lanza a la portería defendida por Sterbik con Dinart caído en el suelo

Publicado por
Georgino Fernández - zaragoza | enviado especial
León

Creado:

Actualizado:

Fue una pena que el partido de ayer no durase sólo treinta minutos. Sí, realmente fue una pena porque durante ese tiempo el Ademar dio una lección de buen balonmano al todopoderoso Ciudad Real, demostrando que un equipo también se hace con espíritu y no sólo con un cheque en blanco. En esos treinta minutos el Ademar presentó sus mejores credenciales para estar en la final de la Copa Asobal. Fue un equipo intenso, con jugadores extramotivados, confiados en sus posibilidades y en hacer algo grande. La fe y la ambición del equipo leonés «abofetearon» sonoramente a los manchegos. Incluso avergonzándoles en ocasiones. Las diferencias se fueron hasta los cinco goles. El partido parecía roto y el Ademar finalista. Previamente se había hablado de que el Ademar llegaba a este partido lleno de motivación, sabedor de que un triunfo en la Copa Asobal le permitiría salvar la temporada. Por el contrario, se apuntaba que los manchegos no prestarían especial interés a un torneo que tiene el marchamo de «menor». Y en esos primeros treinta minutos el guión se cumplió. De la mano de un magnífico Manolo Colón -que firmó su mejor partido en bastante tiempo- dando lecciones de como jugar en el pivote y de los activos Krivoshlykov y Stranovsky en los extremos, el Ademar ponía tierra de por medio rumbo a la final. La defensa estaba entonada con Prendes, Morros, Laluska y Castresana y además funcionaba el contraataque, esa arma tradicional del Ademar que esta temporada escasea más de lo aconsajable. La guinda a este «cocktail» de buen juego se la puso Jorge Martínez. El asturiano echó el candado y hubo momentos en los que aburrió a los grandes tiradores del bloque manchego, especialmente Stefansson que vio como el meta leonés abortaba buena parte de sus lanzamientos. Poco antes de llegar al minuto diez, el Ademar mandaba en el electrónico con un rotundo 6-3 que obligó al técnico manchego, Talant Dujshebaev a pedir su primer tiempo muerto. No le sirvió de mucho. El Ademar era en esos momentos un bloque, un equipo ambicioso que jugaba con un sólo corazón y además lo hacía con gran acierto. Y a todo esto, las dos megaestrellas, Rutenka y Dzomba, de vacaciones. El primero no hizo ni un tanto y el segundo sólo dos y de penalti. Hay un detalle significativo de todo esto. El referente en ataque del Ademar, su tirador más letal: el noruego Kristian Kjelling se fue al descanso sin hacer ni un sólo gol a Sterbik y sin embargo los leoneses se marcharon a vestuarios ganando de cuatro: 18-14 pese al arreón manchego en los minutos finales. Bien es cierto que también contribuyó la defensa manchega, floja y despistada en muchas ocasiones, pero eso no quita ningún mérito al juego del Ademar en este primertiempo. Sin embargo, la historia era demasiado bonita. Quedaban otros treinta minutos por delante y el decorado cambió radicalmente para desgracia de los jugadores de Cadenas. Sin duda Dujshebaev leyó la cartilla a sus hombres en el vestuario. Y seguro que no lo hizo en voz baja. Las caras que traían los jugadores del Ciudad Real en la segunda mitad no presagiaban nada bueno. Se habían mosqueado. Venían con ganas de pelea y el Ademar, por contra, iba a pagar su sobreesfuerzo de la primera mitad. Rutenka, inédito en la primera mitad, se estrenó. Otro mal augurio. Y pronto se confirmó lo peor. En el minuto siete, tras un parcial de 1-5, el Ciudad Real empata el encuentro 20-20. A empezar de nuevo y otro partido por delante. Sin embargo, el ciclo se había invertido. La flecha del Ademar descendía y la del Ciudad Real emerge. Cadenas mueve piezas y reclama más intensidad. El Ademar no se da por vencido. Pelea y se agarra al partido con la desesperación de un náufrago a un tronco. El Ciudad Real se toma un pequeño respiro y los leoneses empatan el encuentro merced a Laluska. 32-32 y poco más de cinco minutos para conocer al finalista. El tramo final se convierte en un toma y daca. Rutenka se saca un gol de temple. Los leoneses no aprovechan las superioridades. El triunfo estaba en el ire y podía caer para cualquiera. Y fue en esta incertidumbre cuando los árbitros volvieron a tomar decisiones cuando menos cuestionables y -como ya empieza a ser habitual- claramente perjudiciales para el Ademar. A Krivoshlykov se le anula un gol clave por -supuestamente- pisar la zona del portero con la punta de la zapatilla. Nadie lo vio realmente pero los colegiados, que parecían estar muy atentos a estos pequeños detalles, sí lo hicieron. Y el partido se acabó ahí porque el Ademar ya no tuvo tiempo para reaccionar. En definitiva, un nuevo amargor para despedir el año.

Cargando contenidos...