Diario de León

| Reportaje | El desafío transmediterráneo |

David Meca realiza su sueño

El catalán unió la Península y Baleares tras más de 22 horas de gran esfuerzo­ ­- 14 menos de las previstas- ­y llegó al puerto de San Antonio desfallecido, con hipotermia y síntomas de congelación

El nadador se alimenta con un plátano durante la larga travesía transmediterránea que ayer completó

El nadador se alimenta con un plátano durante la larga travesía transmediterránea que ayer completó

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Antonio Guasc - ibiza
León

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David Meca se convirtió ayer jueves en el primer ser humano en cubrir a nado la Península Ibérica y Baleares, una hazaña que consiguió en tan sólo 22 horas y media, catorce menos de las previstas, aunque llegó a San Antonio de Portmany (Ibiza) con hipotermia y síntomas de congelación en su hombro izquierdo. Meca culminó su gran reto, el sueño de su vida, con éxito, pero debió ser trasladado inmediatamente al hospital, donde ingresó con una temperatura facial de 32 grados centígrados. El nadador catalán, vigente campeón del mundo de larga distancia, se recupera favorablemente de la hipotermia y las quemaduras en la cara que sufrió como consecuencia de las picaduras de medusa a lo largo de su durísima travesía. Después de más de un día de esfuerzo ininterrumpido y con las dificultades añadidas del fuerte viento y el gran oleaje en el Mediterráneo, Meca, de 31 años, tocó el islote ibicenco a las 07.57 horas de ayer jueves, tras partir de Jávea (Alicante) a las 09.30 del miércoles. Al llegar desfallecido al puerto de San Antonio, a las 11.25 horas, necesitó para salir del mar y mantenerse en pie la ayuda de cuatro miembros de la Cruz Roja y fue llevado en brazos hasta la ambulancia que lo trasladó al Hospital de Can Misses. Sin perder la consciencia en ningún momento, aunque estuvo a punto de abandonar el llamado «Reto Polaris» a las cuatro de la madrugada -fue convencido por sus acompañantes para que continuase-, Meca volvió a escribir una página de la historia al unir los 110 kilómetros que separan Jávea de Ibiza, una proeza que nadie había conseguido anteriormente pesar de varios intentos. Vómitos y picaduras El plusmarquista mundial nadó a una velocidad de tres millas por hora, pese a los vómitos y las numerosas picaduras de medusa que perjudicaron su recorrido. «Aunque ha estado nada menos que 26 horas en el agua, ha llegado en unas condiciones increíblemente buenas», aseguraron fuentes del hospital ibicenco donde fue ingresado y recuperado de su hipotermia. A pesar de que Meca ya cumplió su proeza al tocar el islote balear de las Bledas al filo de las ocho de la mañana, decidió continuar a nado hasta la costa de Ibiza, donde en el puerto de San Antonio le esperaba más de un millar de personas para participar de la celebración de otro hito del catalán. Después de llevar a cabo desafíos como cruzar el estrecho de Gibraltar, el canal de la Mancha, la bahía de San Francisco desde Alcatraz, ir de Tenerife a Gran Canaria o atravesar el frío Lago Ness, la travesía entre la Península y Baleares es la mayor y más difícil aventura que ha afrontado el nadador de Sabadell. Llevaba planificándola desde hace más de dos años, y consiguió nadar a tres millas por hora pese a los vómitos y las numerosas picaduras que le afectaron. Condiciones extremas Las condiciones a las que se sometió fueron extremas, pero las pruebas médicas que se le realizaron confirmaron los resultados esperados, sin descompensaciones anormales. Vestido con un traje especial de neopreno, durante la noche -con 14 horas de oscuridad- debió superar el frío, y el nerviosismo también se apoderó de él cuando se apagó el foco de luz que iluminaba su recorrido. Su padre, José Meca, también reconoció que la expedición que le acompañaba en distintas embarcaciones se llevó «un gran susto» cuando vieron en el agua «una aleta que parecía de un tiburón, aunque resultó ser de un pez luna».

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