Diario de León

Dos errores defensivos graves minan las opciones de triunfo del Athletic

Diego Tristán protege el balón de la presión de Mari Lacruz

Diego Tristán protege el balón de la presión de Mari Lacruz

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Ramón Orosa - bilbao
León

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Dos errores defensivos impropios de un equipo de Primera División minaron ayer al Athletic Club ante el Deportivo en San Mamés, donde el equipo bilbaíno cayó en un partido en el que se dejó el alma pero que acabó decidido por dos fallos garrafales de Lacruz y Aranzubia. Lacruz puso el 0-1 en el marcador tras echarse encima de un despeje de Amorebieta sobre la línea cuando no le achuchaba ningún rival; a Aranzubia se le coló entre las piernas una falta sacada por Munitis que tocó ligeramente Arizmendi antes de que llegase a la posición del portero riojano. Esos dos goles le sirvieron al Deportivo para sumar su quinta victoria fuera de casa, la cuarta consecutiva, y auparse a la zona de Liga de Campeones, a la espera de que se complete la jornada. De inicio, el Athletic repitió la alineación del martes, con la única variación del canterano Amorebieta por el sancionado Gurpegui en el centro de la zaga. Así, Urzaiz se quedó en el banquillo y Guerrero-Aduriz repitieron como jugadores más adelantados en el 4-2-3-1 que dispuso Clemente. Caparrós también echó mano del mismo sistema de juego, si bien con un central, Coloccini, como lateral derecho, algo por lo que el técnico de Utrera ya se había decantado en anteriores visitas con el Sevilla a Bilbao. Con un equipo calcado al que puso enfrente del Madrid en la Copa, el Athletic propuso lo mismo que entonces: ritmo, presión y rápida circulación de balón. De nuevo, esa forma de jugar le sirvió para dominar al rival, pero también otra vez quedó un tanto en evidencia su cobertura en los contragolpes visitantes. Y en una contra abrió el marcador el Deportivo en el autogol de la Lacruz. Tras el descanso llegó el empate en un poderoso cabezazo de Urzaiz. Con el público entregado, el Athletic se aprestó a buscar la remontada. Pero el enésimo error defensivo le impidió siquiera soñar con ella. Esa vez fue un fallo garrafal de Aranzubia, a quien se le coló entre las piernas un balón que le llegaba manso después de que tocase Arizmendi en un saque de falta.

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