Un decepcionante Valencia, que partía como favorito en su envite ante el Atlético, no supo plasmar sobre el terreno de juego su aparente superioridad y se llevó un pírrico empate a cero del Vicente Calderón, ante un equipo acomplejado por el brote de gastroenteritis sufrido por la plantilla durante la semana. Por eso, el Atlético encaró el partido como víctima propiciatoria, pues sólo Petrov y Ariel Ibagaza, de los once que saltaron al campo como titulares, se salvaron del brote y jugaron en plenitud de condiciones. El Valencia, sabedor de esta circunstancia, salió con la decisión de tener la pelota para llevarse el envite, de llevar el peso del encuentro, pero defraudó en el intento. El argentino Pablo Aimar fue sometido a un pegajoso marcaje por parte de Zahinos y Villa tampoco tuvo su noche. Al contrario de lo que se suponía, no estuvieron cómodos los valencianistas sobre el terreno de juego. Sin embargo, los de Carlos Bianchi sí se desenvolvieron con más tranquilidad. Paradójicamente, el Atlético pudo salir beneficiado mentalmente por la
gastroenteritis, pues le permitió liberarse de la presión de tener que ganar por encima de todo. Fue algo que se palpó también en la grada, que aceptó la condición de inferioridad y que pareció que perdonaría, hoy sí, al equipo un tropiezo. Por eso, el Atlético esperó atrás con un plan claro: el contragolpe, y fue así como engarzó la mejor jugada del partido. Ibagaza metió un bonito balón en profundidad sobre la derecha a Fernando Torres y éste devolvió al primer toque a la izquierda para Petrov. El disparo del búlgaro fue detenido por Cañizares, pero la jugada levantó al público de sus asientos (m.13). El plan del Valencia también era evidente, pero anduvieron los visitantes más torpes para desarrollarlo. No consiguieron los de Quique Sánchez Flores tener presencia en el centro del campo, en la zona de mando, y su dominio se perdía una y otra vez en la defensa atlética y en su portero. El cancerbero, Ismael Falcón, estuvo acertadísimo y salvó goles cantados de Villa y el brasileño Fabio Aurelio en la primera mitad. El sopor era la nota dominante y el Valencia el mayor culpable de ello. Con todo a favor se perdió en las imprecisiones sin que sus figuras superan evitarlo.El empate a cero inicial ya no se movería y el reparto de puntos fue lo más justo sobre el terreno de juego.