Diario de León

Un Madrid carente de pegada se aleja hasta los 13 puntos del líder (0-0)

El Madrigal fue testigo de un choque de alternativas y ocasiones que nadie supo aprovechar Ronaldo se resintió de su rotura El

El brasileño Baptista se lamenta de una ocasión desprovechada en el partido de anoche en El Madrigal

El brasileño Baptista se lamenta de una ocasión desprovechada en el partido de anoche en El Madrigal

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Vicente Costa - colpisa| villarreal

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No hubo remate en El Madrigal, donde Villarreal y Real Madrid ofrecieron un partido entretenido, con alternativas y ocasiones, aunque no culminaron su trabajo por su falta de efectividad ante la portería contraria. Al Madrid, que fue de más a menos, le faltó el gol en la primera parte y el Villarreal perdonó en la segunda, en la que los blancos sólo dominaron en la recta final, pero ya sin fondo físico para sorprender a la sólida defensa castellonense. El equipo blanco experimentó una leve mejoría en su juego, aunque sólo en el primer tiempo, porque tras el descanso volvió a mostrarse defensivo y a sufrir ante las acometidas del Villarreal. El Madrid no sólo pierde así dos puntos más ante el Barcelona, para colocarse a 13 del campeón de invierno, sino que también se queda sin el lesionado Ronaldo, y López Caro tendrá que probar un nuevo experimento en el medio campo ante la ausencia frente al Sevilla del sancionado Iván Helguera. Por juego y oportunidades ambos merecieron algún tanto ya en la primera parte, en un duelo en principio dominado por un Madrid bastante más animoso y comprometido que de costumbre que, sin embargo, pesó un preocupante bajó en la segunda parte. Aunque el Madrid estuvo más asentado en el primer tiempo, Ronaldo ni tocó el balón hasta que se marchó lesionado, y Baptista, otra vez negado, desperdició las tres oportunidades que se le presentaron. El Villarreal estuvo a merced del Madrid en los primeros 20 minutos, hasta que apareció el argentino Riquelme, que cada vez que intervino hizo crecer a su equipo. Pero el que fue superior en el primer tiempo fue el Madrid, y no sólo en orden, sino en sacrificio, presión, y, por momentos, también juego de conjunto. En defensa también se le vio más compacto. Liderada por Sergio Ramos, y con la compañía de Woodgate, la zaga blanca respondió, aunque dos disparos consecutivos de Riquelme (tras un jugadón) y de Forlán se fueron rozando el poste de Casillas y pudieron cambiar el rumbo del encuentro a la media hora. Fue el Madrid el que llevó el peso del partido en la primera mitad y, aunque sin exquisiteces, al menos dio en ese momento una buena impresión de equipo, con posesión, toque y llegada. Las rémoras, en esta ocasión, fueron los tres brasileños de la punta de ataque: Robinho, Baptista y Ronaldo. Así que por delante de Helguera (único pivote), Guti y Zidane fueron los que relanzaron al Madrid ofensivamente. El canterano, pese a los continuos silbidos desde la grada, con las ideas claras y peligro con sus pases en profundidad, y el francés atreviéndose dos veces con un par de zapatazos desde larga distancia. Tras la marcha de Ronaldo no salió Soldado, sino que debutó Cicinho, colocándose como estaba previsto de interior derecho, pasando Robinho a la izquierda y Baptista a la delantera. Pero entonces el Madrid desapareció en ataque, aunque logró maniatar atrás a un Villarreal demasiado intermitente. Ataque amarillo El descanso dio alas al Villarreal y no le sentó nada bien al Madrid, que se salvó del gol local en un arranque trepidante de los castellonenses. El continuo ataque amarillo consiguió encerrar al Madrid, y entonces le tocó responder a Casillas. El portero blanco tuvo que sacar dos disparos de Forlán y Calleja cuando peor lo pasaba su equipo, que acusó en exceso el esfuerzo de la primera parte aunque también demostró estar muy temeroso. Con el Madrid hundido físicamente, cada llegada del Villarreal era una clara ocasión, y los blancos tuvieron que dar las gracias a la falta de puntería, sobre todo del uruguayo Forlán. No aflojó el ritmo el Villarreal hasta el último cuarto de hora, y el Madrid, pese a su calidad, vivió casi todo el segundo tiempo defendiéndose, fundido, sin conseguir hacerse con el control y desordenado ante el empuje de los hombres de Pellegrini. López Caro retiró a un Robinho que sufrió otro partido depresivo y dio entrada a Soldado, pero el delantero canterano no tuvo fortuna en la única oportunidad que se le presentó. Volvió a hacerse dueño el Madrid en la recta final, pero en el campo local se mostró muy lento, estuvo reiterativo en el toque, y el Villarreal supo plantarse y no se dejó sorprender.

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