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El leonés Gutiérrez se queda fuera de carrera por ayudar a un herido

«Venía con un catalán, chocó contra un coche, sangraba muchísimo y me quedé con él»

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O. Marrón - león
León

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«Estoy mal, acaban de comunicarme que estoy fuera de carrera, y he tenido un día que no te haces una idea». Eran las casi las siete de la tarde en España cuando el leonés Ramón Gutiérrez respondía así a la llamada de este periódico para preguntarle sobre la dura y luctuosa jornada de ayer en el Rally Dakar. El piloto con el dorsal 123 sorprendía anunciando que la organización le obligaba a abandonar cuando ya podía casi asegurar que llegaría a la meta de la décima etapa entre la ciudad mauritana de Kiffa y la maliense de Kayes, de 333 kilómetros; ayer neutralizados en principio para las motos tras la muerte el lunes del australiano Caldecott. «Venía con otro español, un catalán. Yo creo que se durmió por el cansancio y chocó con contra un choche, se le cayó el casco y sangraba mucho por la cabeza: me asusté y me quedé con él allí hasta que llegó un camión de la organización y lo evacuó primero hasta que llegó un helicóptero de asistencia. Y luego van y me comunican, encima, que me quedo fuera. Es increíble», relataba desolado el leonés, que ve así truncada su ilusión de llegar a Dakar en su segunda participación. «Entre el accidente, que venía con el tiempo justo y con la instrumentación rota, me he quedado fuera: la organización no tiene piedad y no espera por nadie, sea por lo que sea», lamentaba protestando Ramón Gutiérrez. «Me han dejado desmoralizado ahora mismo, porque parece que lo único que importa es el dinero... después de lo que he pasado», añadía. «La realidad es que no han suprimido la especial, digan lo que digan, porque nada más pasa que no es cronometrada, pero tienes que hacerla y pasar por los puntos de control como si fuera en carrera: sólo la han parado para los grandes, los diez primeros, para el resto de nosotros seguía», señalaba. «Tengo un dedo roto» «Bueno, estas cosas pasan. Han sido dos días duros, no os lo podéis imaginar. Ahora ya lo puedo decir: tengo un hueso de un dedo de la mano roto y he pilotado así varios días, desde que caí en Marruecos; aunque se aguantaba bien. Estaba disfrutando bastante hasta el lunes, cuando nos hicieron la etapa trampa», la segunda de categoría maratón, explica. «Rompí el rutómetro, el GPS y el navegador, toda la instrumentación», explica, entre Nouakchott y Kiffa, la etapa de anteayer. Fue a 400 kilómetros de meta. «Así no se podía conducir de noche y me quedé a dormir en una duna con un francés que tenía las muñecas hechas polvo de una caída. La asistencia no podía llegar y... con lo de hoy se te junta todo, a pesar de que físicamente me encontraba bien», reiteraba ayer desanimado y dolido con la organización.

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