Diario de León
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MARRO
León

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NUNCA HEMOS apostado por la figura de un presidente para la lucha leonesa con perfil de exluchador (perfil «aluchero del aluche de la boina»). En la línea de que «las cosas están bien como están, no hace falta cambiar y lo que hace falta es que se sigan organizando (¿) corros... Pues bien, lamentablemente nuestros peores augurios se han venido a confirmar en todos sus extremos. Transcurrido un año, y tal como hemos estado apercibiendo en su transcurso, las cosas han ido derivando hacia peor y el saldo no puede ser más negativo. Balance desolador. Va a menos el número de luchadores y de aficionados, va a peor -¡y mira que era difícil empeorar!- el desarrollo de los corros, va a igual el anclaje en lo anacrónico y obsoleto... y tan sólo va a más la decepción del aficionado que es manifiesta y patente por mucho que se trate de ocultar y/o dulcificar. Y por mucho que federativamente se explayen con promesas que ni ellos mismos se creen; nadie se las cree y menos que nadie quien las realiza: el «mítico y emblemático» luchador que ejerce -es un decir- de presidente, decorazonador... y desolador. Cantera y futuro, organizador e imagen, renovación y despegue... Todo al mismo nivel, bajo mínimos, dirigido -es otro decir- desde una Federación que está muy cómoda bajo tutela autonómica y ni tan siquiera se planea reanudar y rematar los importantísimos pasos políticos que se dieron para constituir la propia Federación de Lucha Leonesa. La Federación de Lucha Canaria logró su reconocimiento en 1983 -decreto 433/83- y nuestro deporte llevaba sus gestiones avanzadísimas a finales de la década de los ochenta, vía consejo superior de deportes (Rafael Cortés Elvira) e impulsada desde aquí por las fuerzas vivas más representativas y paradójicamente no leoneses de nacencia y ascendencia: el Gobernador Arsenio Lope Huerta -madrileño de Alcalá- y el presidente Alberto Pérez Ruiz -originario de Rioja-, con el soporte técnico del entonces presidente de la Agrupación Provincial de lucha leonesa Ángel Rivero Ordás. El balance del año transcurrido con el nuevo equipo federativo no puede ser más desolador. Presidencia federativa inmovilista total, encefalograma plano ¡electroshock! No se abordan los grandes retos: -ni los pequeños- y en lo cotidiano se intenta salir del paso como sea. O se inhiben también. Como ejemplo, quedarse tan campantes y justificando el hecho de permanecer al margen y como algo ajeno en aspectos tan directamente de incumbencia federativa como la gratuidad de los corros y en su caso el precio de las localidades. Así como en otras cuestiones de alcance cuya indefinición resulta vergonzosa. Pero es lo cómodo: laisser faire, laisser passer. Desolación y descorazonamiento. Se ha reducido la temporada en un mes -noviembre- por lo menos y de momento, con la justificación de que en enero se entrenan -cuatro gatos- para Grecorromana y Libre Olímpica. Cuando no ya los entrenamientos, sino las propias competiciones nacionales de estas modalidades, deberían simultanearse con las competiciones de lucha leonesa. Pero el caso es justificar con cualquier pretexto pueril la inactividad, la abulia, la desidia... En definitiva, la inoperancia, porque la incapacidad -para evolucionar e innovar- está más que probada. Rutina y más de lo mismo. E incluso menos de lo mismo e incluso peor en cuanto a ejecución: tanto en lo cualitativo (calidad de organización) como en el plano cuantitativo (número de participantes). En cuanto a relaciones con las instituciones y su presunta repercusión luchística, pues que fotos diputacionales aparte, no se nota que -por ejemplo- el Ayuntamiento de León sea del mismo signo político que el alcalde y presidente federativo. Se vuelca con cualquier evento más o menos significativo, con tal de que no sea lucha leonesa. A tono con la Federación, faena de aliño y salir del paso. Por su parte la leonesidad de su concejal de Deportes desde la perspectiva de nuestra lucha, queda permanentemente en entredicho. Donde sí se nota que es de signo político distinto es en el Ayto. de San Andrés, que ha decidido desmarcarse explícitamente de la lucha leonesa cuando tanto venía distinguiéndose en su apoyo. Así que vaya lo que se está apercibiendo la lucha del componente político del alcalde que ejerce -es otro decir más- de presidente federativo. Repercute para nada... lo para peor. En todos los órdenes pues, un remedio, un sucedáneo de Federación, a cuyo frente figura -no es un decir en este caso- un presidente con un balance anual de lo más rechazable y reprobable; por no decir impresentable. Pero seguro que nadie lo rechazará ni reprobará explícita y públicamente. Y así otro año más.... camino de otro balance similar dentro de doce meses e igual de descorazonador. Claro que también hubo que absorber el heredado y acumulado saldo-balance negativo de los casi 3 lustros anteriores. Mientras que se seguirá publicando que se produjo el relevo tras una trayectoria dilatada, fructífera, fecunda, exitosa... sin más argumentos; sencillamente porque nada de ello es argumentable salvo lo de «dilatada» que se argumenta solo.

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