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El Alavés despertó en Riazor de la mano de su nuevo técnico Oliva (0-2)

El equipo vitoriano comienza así el camino a la salvación dejando tocado al bloque gallego

Publicado por
Lois Pombo - la coruña
León

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El Alavés despertó en Riazor de la mano de su nuevo técnico, Juan Carlos Oliva, a quien el acierto de Aloisi y de Bodipo al contragolpe ayudó a conseguir su primera victoria en el banquillo del equipo vitoriano, que ha podido emprender el camino a la salvación dejando tocado al Deportivo de La Coruña. Tanto Juan Carlos Oliva, que se estrenó en el banquillo del Alavés, como Joaquín Caparrós dejaron al descubierto sus cartas desde los primeros compases del choque, pese a que el técnico deportivista tuvo que modificar su alineación a última hora por la lesión de Aldo Duscher, que fue suplido por Lionel Scaloni. Pese a estar condicionados por las bajas de Pedro Munitis, Joan Capdevila y Jorge Andrade, los blanquiazules, que jugaron sin Valerón en el once, afrontaron el inicio del partido con mayor ambición que los vascos, intentando desdibujar la cobertura dispuesta por Oliva con combinaciones rápidas en el medio del campo. Pero al conjunto coruñés, que pensó en la eliminatoria de Copa con el Valencia, le faltó pegada en ataque, donde el único intento por cambiar el resultado inicial fue un disparo lejano de Scaloni que se machó por encima de la portería del argentino Costanzo a los ocho minutos de juego. Enfrente, el Alavés se mostró fiel a su estilo en Riazor, con una férrea retaguardia y una ofensiva rapidísima gracias a la velocidad y desmarque de jugadores como Bodipo, Nené y Aloisi y a la visión de Jandro, que pronto dejaron al descubierto los problemas de una zaga que notó la ausencia de Duscher en el pivote y de Andrade atrás. Fruto de ese juego de contraataque, los vitorianos se asentaron en el rápido terreno de juego de Riazor, consecuencia de la tromba que cayó antes del partido, y rompieron a los deportivistas en el ecuador de la primera mitad con un remate a placer de Aloisi a centro de Jandro. El Deportivo, sin reacción, reafirmó el principio del fútbol de que no por tener más delanteros en el once se marcan goles, y tanto Arizmendi, como Tristán y Rubén fueron incapaces de despertar a los coruñeses antes del descanso. El Alavés se encargó de que la idea del preparador andaluz no surtiera efecto aprovechando la primera ocasión de la que dispuso en la segunda mitad para poner muy cuesta arriba el partido para los gallegos. De nuevo con su arma más peligrosa, el contragolpe, los vitorianos amargaron el final de la primera vuelta de la Liga a los coruñeses.

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