La tragedia empaña el raid Un barcelonés, triunfador en quads
La edición 2006 no escapa a la polémica habitual sobre la carrera más famosa del mundo
La edición de 2006 del rally Dakar no ha escapado de la polémica que suele rodear la carrera de aventura más famosa del mundo, empañada este año por tres muertes que elevan a 48 el número total de decesos de la prueba inaugurada en 1979. Este año han sido dos espectadores y un piloto los que han dejado la vida en las pistas desiertas del Dakar y con ellos se han vuelto a levantar las voces críticas con la carrera que, pese a gastar la mayor parte de su presupuesto en seguridad, no logra detener el goteo constante de muertes. Diversas organizaciones ecologistas acusan a la carrera de querer hacer negocio a costa de la pobreza de los países que atraviesa y de no tener en cuenta la vida de los que allí habitan. «Escandalizada», la organización belga de defensa de la infancia ha presentado una protesta contra la prueba. Los organizadores, por su parte, insisten en que los accidentes son difíciles de evitar y piden una mayor colaboración a los países implicados para reducir los riesgos. Aseguran, además, que cada una de las muertes de esta edición se produjo en condiciones diferentes y que en ningún caso puede acusárseles de falta de precaución. En el caso del piloto australiano Andy Caldecott, el director del Dakar, Etienne Lavigne, aseguró que su muerte entra dentro de los riesgos lógicos del rally, comparables a los de pruebas de vela o alpinismo donde fallecen deportistas. En cuanto a los dos espectadores fallecidos, Lavigne destacó el incremento de la colaboración con los países que atraviesa el rally y señaló que se trabaja para evitar ese tipo de dramas. En cualquier caso, desde el Dakar se insiste en que los dos accidentes estuvieron rodeados de imprudencias. El primero de ellos, registrado el pasado viernes y que se cobró la vida de un niño guineano atropellado por un coche de carreras, se produjo en una zona no identificada como habitada y, por tanto, no sujeta a las restricciones de velocidad obligatorias en esos espacios (50 kilómetros). Faltaban seis kilómetros para que comenzara la zona habitada, insisten en el Dakar. Al día siguiente, un joven de 14 años fue atropellado por un camión de asistencia en una carretera local utilizada por la infraestructura del rally, un incidente que los organizadores califican como «accidente de circulación». Lavigne no quiso escudarse en esas circunstancias atenuantes y, tras confesarse «muy afectado» por las muertes, prometió seguir trabajando para aumentar la seguridad del rally. Uno de los caballos de batalla es la presencia de empleados del rally en los lugares habitados y el incremento de los mensajes advirtiendo del riesgo a los habitantes de las zonas.