No hubo que lamentar ningún incidente
En un partido como el de ayer, la tensión suele ser máxima tanto dentro como fuera del terreno de juego. Hay que saber diferenciar bien lo uno y lo otro, pero en algunas ocasiones la disputa deportiva que se mantiene dentro del campo se traslada a las gradas para perjuicio del espectáculo. Ayer, por fortuna, las fuerzas del orden custodiaron a unos y otros antes y después del partido. La entrada fue pacífica y la salida, aunque con más retraso para los bercianos, también se realizó sin tener que lamentar ningún encontronazo entre ambas aficiones, como de ser. Dentro del estadio, toda la «violencia» que se registró fue la verbal, debido a la disposición de las aficiones en distintos sectores del estadio. Por lo demás, algún que otro «cambio de impresiones» entre aficionados de los dos equipos situados en la zona de tribuna.