El Órbigo recupera su población truchera, pero el Esla se muere

Tanto el río Órbigo en todo su curso, como y muy especialmente el escenario deportivo social de Santa Marina del Rey, están recuperando las poblaciones trucheras que, no hace muchos años, les hicieron famosos tanto a nivel nacional como internacional. Y todo ello sucede a pesar de que sus aguas siguen estando muy contaminadas y sometidas a un estricto régimen de desembalses que limitan en ocasiones su caudal al mínimo ecológico. Las variaciones provocadas por la producción hidroeléctrica, que distorsionan la vida de las truchas, son frecuentes por debajo de la central de Alcoba, especialmente en las horas centrales del día, lo que perjudica seriamente a los pescadores. Pese a todo ello la recuperación de las poblaciones trucheras resulta tan evidente en los últimos años que la organización de la Semana Internacional de la Trucha, ante el fracaso que suponía la pesca en el río Esla, decidió en la pasada edición trasladar la fase de concurso al Órbigo con notable éxito. Durante el periodo de frezas que ya ha finalizado la presencia de concentraciones trucheras ha sido claramente perceptible en numerosos tramos situados aguas arriba del puente románico de Hospital de Órbigo. Especialmente en el escenario de Santa Marina del Rey, pero también en los acotados de Sardonedo y Villarroquel se han visto numerosas concentraciones. También en las zonas libres y libres sin muerte de Carrizo han podido apreciarse. Pero aguas abajo también hay truchas en cantidades apreciables desde Veguellina al Puente Paulón. Incluso por debajo de este lugar, que permanece libre para la pesca debiendo devolver al agua las truchas capturadas fuera de temporada, hay bastantes truchas, lo que permite que numerosos aficionados se diviertan una vez ha concluido la campaña truchera. Contaminación y furtivos La ribera del Órbigo es una de las comarcas mas pobladas de la provincia de León. Poblaciones importantes como Carrizo de la Ribera, Benavides de Orbigo, Santa Marina del Rey, Hospital de Órbigo o Veguellina, mantienen estimables censos de población cuyas aguas residuales terminan en el río prácticamente sin depurar. También la agricultura intensiva que se practica en esta vega, una de las más feraces de Castilla y León, contribuye a eutrofizar el río con sus vertidos de fertilizantes y pesticidas. Buena prueba de ello es el enorme desarrollo que alcanzan las plantas subacuáticas en los meses de verano que convierten muchas zonas del río en auténticas praderas de ranúnculos florecidos. El problema se verá atenuado cuando se realice el plan de depuración integral, un proyecto ya viejo, que contempla la recogida de las aguas residuales en dos grandes colectores, uno por cada margen, para ser tratadas a la altura de La Bañeza con un sistema de depuración mixto de tecnología dura y filtro verde. El lucio, que hace años alcanzó poblaciones desproporcionadas contribuyendo a la pérdida de la riqueza piscícola, permanece en densidades tolerables. La presión pesquera sobre este voraz depredador, especialmente en el coto intensivo de La Bañeza y en el balsón de Sardonedo, se ha dejado notar hasta el punto de que algunos aficionados los devuelvan al agua vivos, tal y como sucedió en el último concurso celebrado por debajo del Puente Paulón en el que más de treinta participantes capturaron tan sólo seis ejemplares. Pese a ello persiste el peligro pues todavía quedan ejemplares de gran tamaño capaces de provocar una explosión en sus poblaciones, de ahí que debería considerarse seriamente el pescar sin muerte. Por otra parte el furtivismo, muy activo en el pasado, se ha reducido considerablemente, al menos, el furtivismo duro de cables y veneno. No ha desaparecido el furtivo de caña que se lleva las truchas de los tramos sin muerte o durante el periodo que va del 31 de agosto al 15 de octubre. O simplemente el que se guarda las truchas pequeñas o se pasa del cupo. En todo caso queda muy lejos de los tristemente famosos como el «pitillo» que destrozaron en pocos años la gran riqueza que atesoraban esta aguas. Futuro prometedor Pese a la enorme presión pesquera que soporta el río Órbigo, si se cumplen una serie de parámetros el futuro se presenta realmente prometedor. El plan de depuración integral puede devolver al río una parte de la calidad de sus aguas. El hecho de que este río sea el resultado de la unión del Luna, de naturaleza caliza y del Omaña, de naturaleza silícea, le confiere una característica muy peculiar que permite un desarrollo extraordinario de la riqueza larvaria y entomológica, lo que a la postre repercute en la capacidad de alimentación y crecimiento de las truchas, mayor que en cualquier otro cauce. Los ayuntamientos ribereños están tomando conciencia de la importancia que para la economía de la zona supone tener un río vivo que atraiga turismo de calidad. Santa Marina del Rey ha sido el primero en realizar actuaciones decididas, como la creación del museo-escuela apoyando económicamente cualquier evento deportivo, como el Open de España o los encuentros con la prensa especializada. Pero también el resto de Ayuntamientos colaboran activamente. La principal colaboración, no obstante, debería ser la de agilizar la depuración integral del río. El pasado año la Semana Internacional de la Trucha realizó dos jornadas de la fase de concurso en los cotos de Sardonedo, Villarroquel y en el escenario de Santa Marina. Este evento supone sin duda una gran proyección de León hacia ámbitos nacionales e internacionales relacionados con el turismo que mueve la pesca. El desastre que supuso la edición del año 2.004 en el coto de Gradefes en el Esla, donde 12 pescadores capturaron una sola trucha y fue necesario efectuar un sorteo, resultó determinante para cambiar de escenario pese a la mayor complejidad organizativa. La decisión que se tome para la edición de este año dependerá de los resultados que se aprecien previamente en los cotos del Esla, pero mucho nos tememos que van a ser similares a los de este año. El Órbigo se recupera pero el Esla se muere, pero de eso y de las causas que lo hacen posible, hablaremos en otra ocasión.