El Atlético Bembibre recurre a la épica para doblegar al Numancia B (2-1)

Agónica victoria del Atlético Bembibre ante el Numancia B en un partido condicionado por un arbitraje nefasto. El colegiado leonés, Gómez González, peor, imposible de hacer. Su interpretación del reglamento, desigual para ambos equipos. Al Bembibre le aplicó un código disciplinario al límite, mientras que para los visitantes aplicó el normal; y es que su actuación casi le cuesta caro al Bembibre expulsando a los 15 minutos a Iván Blanco, por doble cartulina amarilla, inexplicable; y volvió a expulsar a Cubero a los 14 de la segunda parte siendo más acertada en la segunda tarjeta que motivó su expulsión. Con todo ello el Numancia B no supo sacar provecho de un partido que se le puso de cara con el empate en el 75, obra de Ferrer al cabecear un buen centro por la izquierda. Lo normal era que el segundo podría llegar en cualquier momento, pero no fue así. Los de Rivas se defendieron como auténticos gladiadores y, encima, sacaron provecho de la ocasión de Addison marcando éste en el 86 el gol de la victoria local. El aficionado, entregado a ellos, los despidió con una gran ovación después de tanta contrariedad bien estaba un final alegre. El partido comenzó con tintes temerosos dada la rapidez con que el Bembibre se quedó en inferioridad. También es cierto que con un hombre menos se puso por delante a los cinco de la reanudación contrarrestado por Ferrer en el minuto 75. Quedaba poco tiempo para la conclusión pero se temía lo peor apareciendo, de nuevo, el renacido Addison quien machacaba el portal de Taboada en un centro que recogía de Puente bajando el balón controlado y disparando sobre el meta visitante. El rechace lo cogía el propio delantero para batir definitivamente al Numancia. El delirio de la afición fue el justo premio a tan negra tarde ya que otro resultado no hubiera sido justo pues el cuadro numantino no disparó a puerta a penas en ocasiones. Sólo en el 31 Javi estrella el balón en el poste y las demás ocasiones fueron locales. Lago y Aira mandaron fuera balones incomprensiblemente cuando lo más fácil hubiera sido batir a su rival pero ese sería el sino del encuentro.