Cerrar

Este fin de semana concentra las últimas monterías de jabalí

Las mejores cacerías se reservan para estas últimas jornadas, con la nieve en las cumbres

Publicado por
Pedro Vizcay - león
León

Creado:

Actualizado:

A pesar de que la fecha fijada para la conclusión de la temporada del jabalí es el día 15 de febrero, el hecho de que coincida en miércoles determinará que las últimas monterías se celebren durante el fin de semana. Tradicionalmente las mejores monterías se reservan para estas últimas jornadas, cuando la nieve cubre las cumbres más altas y desplaza a los jabalíes hacia las laderas boscosas. Por otra parte en las zonas de ribera la cosecha del maíz va muy avanzada, lo que mueve a los animales de nuevo hacia las zonas estables, es decir, su hábitat natural: la montaña. El pasado fin de semana hubo monterías en la mayor parte de acotados cuyos planes cinegéticos contemplan esta modalidad de caza. Los resultados han sido variables si bien algo inferiores a los del pasado año por estas mismas fechas. Como siempre sucede los resultados se quedan cortos en función de los «cochinos» que se mueven. Si los perros logran dispersar las camadas se consiguen mejores resultados, ya que pueden abatirse desde varios puestos. Por el contrario, cuando entran todos a la vez, el mon tero que ocupa el puesto puede abatir uno y con suerte, si tiene suficiente sangre fría, dos. Las reservas y cotos ubicados al sur de la cordillera Cantábrica, desde San Isidro hasta Riaño, junto con Ancares en el Bierzo, son lugares excepcionales para la caza mayor. Ciervo, rebeco, corzo y lobo son las especies más codiciadas, sin olvidar la cabra montes, especie genuina de la Península, introducida en Riaño. También las monterías de jabalí suelen arrojar resultados espectaculares, a pesar de que las rehalas de perros están limitadas u ocho canes, pues un número superior podría perjudicar a las otras especies. Cazar en un marco excepcional Además de los permisos adjudicados directamente por la Administración, los ayuntamientos y juntas vecinales disponen de un cupo que suelen subastar consiguiendo así unos ingresos que en ocasiones constituyen la principal aportación a su presupuesto. Desde hace algunos años la caza menor, constituida básicamente por la perdiz pardilla, ha quedado suprimida pues esta especie no aparece entre las consideradas cinegéticas. El pasado sábado una de las monterías a que hacemos referencia se celebraba en la armada de Valepostigo, en Tierras de la Reina. La rehala contó con ocho perros excepcionales entre los que destacaban los alanos, grifones y teckel. Los monteros tuvieron uno de esos días soleados con los que sueña cualquier aficionado, pero para los perros, sin embargo, no resulta sencillo arrancar a los animales d e sus encames y han de emplearse a fondo. A lo largo de la mañana hasta catorce jabalíes pudieron entrar en los puestos, pero la suerte no fue propicia y tan sólo tres acabaron abatidos y cobrados. El tamaño de los animales compensó en cierta manera el trabajo de los perros guiados por Mario, Alvaro, Jorge, Javi, Pedro y Eliseo. Hace dos semanas, y en una montería similar, se abatieron justamente el doble. Para Pedro Cabezas, uno de los participantes en la montería, los resultados son secundari os. «Cazar en este marco excepcional, a dos mil metros de altura, y con las cumbres nevadas tocando el cielo, es algo con lo que sueña el montero. En el trayecto hasta el puesto he levantado un bando de perdiz pardilla, dos perdices rubias y he visto varios rebecos y ciervos. Luego he disfrutado con el trabajo de los perros y hasta he estado a punto de disparar sobre un jabalí, no muy grande, que se me ha ocultado entre las escobas a poca distancia. Realmente he disfrutado de la jornada». Una de las piezas de caza mayor más apreciada es, sin lugar a dudas, el lobo. De forma controlada este cánido puede cazarse al norte del Duero, pero y pese a su evidente recuperación, poder disparar sobre un lobo es muy difícil, especialmente en las monterías, ya que acostumbra a burlar a los perros y darse la vuelta sin entrar en los puestos. Cualquier montero aspira a contar con un lobo entre sus trofeos pero el precio que hay que pagar por él pondría los pelos tan de punta como la propia presencia del animal, solo en el monte, en una noche de luna llen a.

Cargando contenidos...