Las gradas desiertas, la otra cara de los JuegosOlímpicosRiendadebutahoyenelsupergigante

En teoría los Juegos Olímpicos son todo un éxito, con estadios llenos y muchas pruebas con el cartel de «no hay billetes», pero la realidad revela una imagen mucho menos satisfactoria, con gradas medio vacías y montañas desiertas que parecen ciudades fantasma. Según los organizadores se ha vendido el 71% de las entradas. Pero ahora que los Juegos han pasado su ecuador, terminan por admitir que hay un problema considerable con la gente que compra entradas pero no asiste a las pruebas. Incluso los niños que compran entradas a precios irrisorios no parecen muy impresionados por tener la ocasión única de presenciar unos Juegos Olímpicos de Invierno. Cesare Vaciago, director del comité organizador, afirmó que de una escuela donde se vendieron 100 entradas, 30 niños no fueron a las pruebas. «Es un problema», admitió Vaciago, según el cual se hace lo posible por disimular los asientos vacíos. Para intentar tapar esos huecos que tanto mal hacen a los atletas y a los responsables olímpicos, se van a regalar 15.000 entradas para la última competición de los Juegos, los 50 kilómetros de esquí de fondo masculino del domingo 26. «Podemos hacer de esa prueba una gran fiesta», asegura Vaciago. Pero para muchos se ha hecho muy poco y demasiado tarde. Gian-Franco Kasper, el presidente de la Federación Internacional de Esquí (FIS), consideró que los de Turín son unos «Juegos fantasmas», comparándolos a los desérticos Juegos de 1960 en Squaw Valley. La página oficial de los Juegos habla de los altos porcentajes de seguimiento por internet pero el esquiador de fondo italiano Giorgio di Centa prefiere concentrarse en los espectadores en vivo. «Estoy encantado de que internet informe a dos millones de personas de lo que está pasando», dice Di Centa. «Pero los demás deportistas y yo no hemos visto muchos espectadores», lamenta. «No hay nada que hacer con los Juegos», dice en el mismo sentido el esquiador de saltos alemán Michael Uhrmann. «Hay un ambiente de ciudad fantasma», asegura. No son sólo los atletas en las montañas los que se quejan. La patinadora de velocidad Jenny Wolf asegura que las pruebas que se realizan en recintos en Turín no tienen mucho más seguimiento.