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Pescar lucios en el periodo de freza, difícil pero emocionante

Técnicas y señuelos deben adaptarse en esta época para conseguir los mejores resultados

Hembra de lucio de gran tamaño en la que puede apreciarse su enorme carga de huevas

Publicado por
Pedro Vizcay - león
León

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Son muchos los aficionados que en esta época abandonan, por unas semanas, la pesca del lucio. Es sabido que desde finales de febrero a mediados de marzo, con ligeras variaciones en función del invierno mas o menos frío, el voraz depredador está mucho mas preocupado por su reproducción que por alimentarse, cuestión que provoca una considerable merma en su actividad. Curiosamente es la época en que son mas visibles pues no siempre permanecen ocultos en la vegetación o en las sombras, bien en reposo bien a la espera de una posible presa que invada su territorio. Las grandes hembras inician su periplo en busca del lugar mas adecuado para depositar su enorme carga de huevas de forma previa a la reproducción. En sus cortos viajes aparecen acompañadas del cortejo de machos, generalmente mas pequeños. A la hora de elegir prefieren los lugares ubicados a unos dos metros de profundidad nunca con el fondo raso y si cubierto de vegetación subacuática. Si vive en un río escogerá un punto en el que no haya corriente, si se trata de un embalse buscará las reculas sin movimiento, ya que en otras zonas suelen producirse corrientes térmicas. La vegetación siempre es un elemento a tener en cuenta. Tanto el tamaño como la calidad de las algas, reconocible por su colorido más vivo, juegan un papel importante por su mayor producción de oxigeno. En los embalses suelen aproximarse a las orillas nadando en círculos o bien escondidas entre los troncos muertos. Lo cierto es que en esta época parecen perder su capacidad de camuflarse pues incluso su colorido deja de ser mimético adquiriendo tonos mucho mas vivos y por tanto perceptibles para el buen observador. No faltan en esta situación aficionados que intentan capturar las grandes piezas con procedimientos ilegales como es el clavarlos «a robo» utilizando grandes poteras con sedales muy gruesos para evitar la rotura del mismo. Técnicas y señuelos Pero el aficionado amante de la deportividad debe tener en cuenta una cuestión: pican mal pero pican, y en esta dificultad estriba la emoción de pescar los lucios en periodo de freza. Un cambio imprescindible a la hora de lograr efectividad es el tipo de señuelo a utilizar. En primer lugar cabe fijarse en el tamaño del mismo, pues no debería sobrepasar los 10 centímetros de longitud. Entre siete y diez centímetros sería lo ideal. Si utilizamos peces artificiales habrá que tener en cuenta que el «babero» debe ser pequeño para que no profundice mas de un metro. Por el contrario habrá que intentar que se mueva para excitar la atención del pez. No es conveniente que el señuelo produzca excesivo ruido tanto al caer al agua como al desplazarse, pues en esta situación puede provocar la huida del lucio hacia aguas mas profundas. Tal vez los señuelos mas eficaces sean los vinilos por su suavidad en el desplazamiento. Los peces grandes con sonajero, las hélices, los poppers o las grandes cucharillas ondulantes no suelen dar buenos resultados en esta época por ser excesivamente escandalosos. Las técnicas deben variar también pues la tradicional agresividad del pez ha desaparecido. De hecho el ataque fulgurante no se suele producir y sí picadas más suaves que obligarán a clavar el pez y trabajarlo con cuidado, una vez prendido, para evitar que e suelte. Es preciso trabajar el señuelo lentamente, pues el lucio a diferencia de otras épocas, se piensa el ataque. Incluso en ocasiones persigue de cerca el señuelo antes de decidirse. También resulta conveniente lanzar por detrás de las algas recogiendo con pequeños tirones por si el pez está oculto en estos lugares. Es conveniente, por último, actuar con enorme sigilo para no espantar la presa. El lucio, si está parado, detecta el movimiento y huye. Si se está moviendo suele despreciar el señuelo salvo cuando lo hace en cortejo. En esta situación no faltará la picada de alguno de los machos acompañantes que se salga de la formación para atacar el señuelo, pero las grandes hembras se mostrarán mucho mas selectivas. En cualquier caso la pesca del lucio durante el mes de marzo reviste gran emoción tanto por la propia acción de pescar como por la posibilidad de observar el comportamiento del pez en periodo de freza.

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