La noche en la que Cassano sentó a Ronaldo en la grada

Antonio Cassano se convirtió en el protagonista del derbi madrileño, despuntando sus cualidades por primera vez desde que llegó en el mercado invernal al Real Madrid, con un atónito Ronaldo presenciando el encuentro en el palco de jugadores sin encontrar razones a su ausencia. Los tiempos cambian aunque hay situaciones que no parecen variar. La última visita liguera del Atlético de Madrid al Bernabéu llegaba el 21 de mayo de 2005, cuando Fernando Torres acrecentaba su gafe goleador ante el Real Madrid, equipo al que no ha conseguido hacerle un gol oficial. Esa misma noche marcaba, para mal, la temporada del brasileño Ronaldo, que cortaba su racha goleadora ante el equipo vecino, al que le había hecho ocho goles en cinco partidos, y abandonaba su lucha por ser máximo goleador de Primera división. El mal fario de Torres no varió y Ronaldo dejó su papel de protagonista principal, para lo bueno y lo malo, a Antonio Cassano. El brasileño presenció el partido, en un hecho insólito, desde el palco de jugadores estando en plenitud física. Pese al gol que hizo entre semana con la selección brasileña, que sirvió para el triunfo de la carioca en Rusia, Ronie no está bien para López Caro y ante la ausencia de respuestas del técnico surgen un sinfín de incógnitas. ¿Castigo o descanso para Highbury?. Nadie duda de que la Liga de Campeones se ha convertido en un todo o nada en la temporada madridista, pero con el protagonismo ganado por Cassano la papeleta para el técnico madridista es dura de resolver. Tiempo al tiempo. Fernando Martín, presidente del Real Madrid, vivió su primer encuentro como máximo mandatario del conjunto blanco y lo hizo con victoria en el derbi, un clásico marcado por la tensión y la emoción del resultado durante los noventa minutos por los que se prolongó el compromiso deportivo entre los dos grandes del fútbol madrileño. Nada más terminar el partido con victoria del equipo blanco (2-1) le tendió la mano al presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, y suspiró. Fue un suspiro de relajación, de alegría, de éxtasis contenido. También repartió sonrisas a todo el que se cruzó con él. Eran tres puntos muy importantes y sobre todo constatar que su primer partido presidiendo el Santiago Bernabéu lo saldó con victoria, muy necesaria para el madridismo en los últimos tiempos, de cara a envites trascendenatles.