Diario de León

La Cultural consigue una victoria balsámica que le aleja de la cola Pepín se dejó la piel en los peores instantes del partido

Un gol del canterano Diego Cascón provocó que el equipo fuera despedido con una ovación

León

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El trascendental encuentro para la Cultural ante el Lemona sirvió para observar otro conjunto muy distinto al de otras tardes en el estadio leonés. El técnico culturalista planteó un sistema pleno en cuanto a criterio ofensivo. Impuso una alineación compuesta hasta por seis jugadores de clara tendencia atacante, además de situar en el lateral izquierdo a un hombre con la vista siempre situada en la portería visitante, como fue el madrileño Jorge Cabeza. El once culturalista quiso asemejarse al que jugó en La Balastera, que dio una imagen extraordinaria en cuanto a colocación y orden sobre el rectángulo de juego. Una línea defensiva compuesta por cuatro jugadores, en la que destacó la contundencia de cada uno de ellos, sin complicarse la vida en el juego tanto aéreo como a ras de césped. Los propietarios del terreno quisieron manejar la zona ancha, con Fernando López dosificando todo el juego leonés, junto con el temple y el oxígeno de Iván Mateo, con la única finalidad de articular las penetraciones leoneses por los dos interiores. Tanto Pepín como Pepe Domingo se convirtieron en el mejor peligro de la Cultural con referencia al marco defendido por el cancerbero Zigor. El bloque leonés mantuvo el dominio del balón y con ello controló al rival, un Lemona muy presionante de medio campo hacia adelante. Diego Cascón y Revetria volvieron a complementarse a la perfección en el ataque culturalista. Mientras uno peleó por hacerse con la posesión de los balones aéreos, el otro aprovechó las caídas que quedaron sueltas en el área para sorprender al guardameta visitante. Todo rodó según el guión premeditado por el cuerpo técnico antes de iniciarse el compromiso deportivo. El Lemona acudió a León como nunca antes lo había hecho. Sabedor de los malos momentos por los que atraviesa la escuadra culturalista, basó el choque en el robo del balón en la parcela ancha con Muniozguren, Otero y Calle como jugadores más expuestos para el robo del balón, con un juego que rayó lo anti reglamentario durante muchas fases del encuentro. Además, con el favor arbitral en cada una de las acometidas del conjunto vizcaíno. Hasta Pepín recibió la cartulina amarilla por una entrada escalofriante de Muniozguren, que el asturiano González Fuertes juzgó al contrario de como se produjo. Según transcurrió el encuentro, el equipo leonés se vio obligado a luchar contra el rival y contra las parciales decisiones del colegiado. Pese a que los dirigidos por Álvarez Tomé no llegaron en demasiadas oportunidades al ataque, cuando lo hicieron a punto estuvieron de abrir el marcador. Primero, cuando Pepín llegó con el balón a la línea de fondo, pero su servicio no encontró rematador, y después a través de un saque de esquina propició un remate del argentino Vojvoda que se marchó por encima del larguero por muy escasos centímetros. Con el marcador a cero, los equipos se fueron al túnel de vestuarios. Eso sí, con la grada siempre al lado de los componentes del cuadro culturalista, que quiso influir en su estado de ánimo con una cerrada ovación. Con el inicio de la segunda mitad, los componentes del equipo culturalista saltaron al césped muy centrados en conseguir la victoria, para así comenzar a salir de los lugares oscuros de la tabla clasificatoria. Iván Mateo tomó el mando del balón. Fue otra vez el líder del equipo. Quiso el cuero pegado a los pies. Siempre con visión ofensiva y con movimientos continuados tanto a derecha como a izquierda. Un futbolista que todo entrenador querría para cuando se tuerce la situación. Aterrizó en León en diciembre y ya se ha convertido en todo un símbolo del culturalismo. Juega, manda y conecta con la grada. Una acción del alicantino en ataque propicio un balón suelto en ataque que el canterano Diego Cascón alojó con rabia en la escuadra de Zigor. Se pedían goles al futbolista leonés y los está logrando cuando más falta hacen. El de ayer significó tres puntos que imponen cordura y sitúan a cada uno en su sitio, sin necesidad de ningún ruido desproporcionado. El fútbol es así de espléndido.

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