Extraño impulso a la cantera

NOS PRONUNCIÁBAMOS con rotundidad la semana pasada en el sentido de que otra lucha era posible. Para pasar a subrayar el aporte indispensable de la imaginación. Y señalábamos lo inaplazable del debate y la autocrítica ¿federativamente suena eso...? Medidas imaginativas y de futuro como una a moda de Fundación para la lucha leonesa, Mecenazgo, proyección de imagen-marketin, análisis y seguimiento canario (estudio analítico in situ y sobre el terreno, multiplicación fichas-licencias, lucha de base en serio, etc. ¿Imagen y proyección social...? Pues en lo que a la lucha leonesa se refiere, presencia mediática y pública en general prácticamente nula. Tres o cuatro meses desaparecida. Claro que para lo poco que empieza a aparecer... casi mejor que siga missing. Vamos a ocuparnos, al hilo de la reflexión anterior, de la liga por equipos convocada ¡por fin! Mucho nos tememos que no se trate de equipos comarcales en rigor y que salvo honrosas excepciones lo de la referencia comarcal no sea otra cosa que un mero enunciado nominal para cubrir las apariencias. Cuando lo de la comarcalidad debiera ser exigencia inexcusable, vía normativa de partida y de obligado cumplimiento. ¿Pero se ha confeccionado tal normativa, operativa de funcionamiento en todos sus extremos, como existió hace una veintena de años...? Quién nos iba a decir que la Liga por Equipos en su arranque no iba a ser superada -profundizada, perfeccionada- veinte años después. Hcer las cosas bien importa más que hacerlas. Pero juicios de valor aparte, abordamos monográficamente lo que parece ser ya como una evidencia para esta Liga de Invierno (más bien de primavera). Y evidentemente la frustración en cuanto al impulso de la cantera es aún superior a la presumible discrecionalidad comarcal de los Equipos. El establecer que los chavales formen equipo al margen de los mayores y disputen su competición separadamente, no se le ocurre sino a quien quiere cargarse a la lucha de base. ¿No parecía claro que la máxima motivación para los críos era presentarse, saludas, competir, recibir aplausos, compartir banquillo... con los mayores? Estimulante y motivador cien por cien, a nadie le puede caber la menor duda. Pues frente a ello, la desmotivación de agruparse en equipos integrados exclusivamente por competidores de lucha de Base, con las gradas semidesiertas (familiares y poco más), sin la tensión y emotividad que se respira «alineándose con los grandes en la competición grandes». Justo la cuenta para bajarles la moral; para desmotivarles aún más de lo que están. Todo un auténtico despropósito. Pero se desprende que anteponen otros criterios (?). A los mercantilistas y a los «resultadistas» no les convence la aportación puntuadora de los chavales: que se imputen sus puntos a efectos del computo general. Y algunas cabezas pensantes -es un decir lo de pensantes- se sienten perjudicados en sus intereses (económicos) y han impuesto su teoría... de marginar a la lucha de base. O sea de cargársela. O sea de seguir cargándosela... Si esta (pésima) medida representa un impulso para la cantera, que nos lo expliquen. Estamos abiertos a escuchar y como siempre a debatir (tabú a efectos federativos). Prevalece la tesis antifuturista de que lo importante es ganar («panpahoyhambrepamañana»). Con el añadido aún más innoble de la tesis mercantilista de que lo importante es ganar... dinero. La filosofía de un Club de Lucha, y por ende de un Equipo, ha de ser algo muy diferente. Y consecuentemente tal competición ha de tener otro enfoque y otros objetivos. «El hacer las cosas bien importa más que el hacerlas» (A. Machado).