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| Reportaje | 16 años después |

Emotivo, interesante y trascendente

León recuerda a sus ídolos del 90, que llevaron a la ciudad a la élite del deporte nacional

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Martín - león
León

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Hoy, en el Palacio, Baloncesto León juega contra el Inca, reuniendo en el encuentro a la emotividad, el interés y la posible trascendencia del evento. Emotividad en el descanso, donde se rendirá homenaje a quienes, hace diez años, lograron situar a Baloncesto León, entonces Elosúa, a la cumbre del baloncesto nacional, a la ACB. Una fecha gratamente recordada por quienes la gestaron y por los aficionados que la celebraron, con plural alegría y esperanza. Aquel partido decisivo frente al Andorra, donde, con el reloj a cero, Javier Fernández -nervios templados y mano seguro- convertía los tres puntos de una falta señalada, lo que permitía acceder a una prórroga en la que el Andorra fue eliminado; luego llegaría la alegría -esperanza hecha realidad- del ascenso en partido final ante el Lliria. Y la apoteósis del recibimiento a quienes gestaron la hazaña, con la plaza de San Marcelo repleta de aficionados, que yo presencié junto a Josecho Pardo, mezclado entre ellos. Josecho como simple aficionado, habiendo sido uno de los gestores directos del logro... Todos los jugadores -excepción confirmadora de la regla en la ausencia del americano Cheroke Ron-, estarán en la cancha para recibir el merecido y emotivo homenaje. Pero antes y después, bajo la batuta de Gustavo Aranzana, habrá un partido que reúne el aliciente añadido de interés y posible trascendencia del resultado. -Gustavo el entrenador del ascenso, con Joaquín Rodríguez que estará, como siempre, al servicio del Club en claro ejemplo de fidelidad y constancia-. He citado ya a Javier Fernández, para mí tan excepcional jugador ocmo excelente persona, simbiosis de valores que no suelen darse con frecuencia en el planeta del deporte; como tampoco -que los restantes silenciados me perdonen- no me resisto a mencionar, por razones obvias, a Roberto Herreras, a quien tantas veces, en esta columna, llamé Roberto Corazón de León. Para todos el entrañable recuerdo y la felicitación, por lo que fueron y dieron y por lo que han sabido ser lidiando el difícil y peligroso toro de la vida. Dejamos la emotividad marginada para centrarnos en el interés y la posible trascendencia. A cuatro jornadas del fin de la fase regular, el Drac Inca es el contrario que, en teoría, puede quitar a Baloncesto León el privilegiado lugar de líder que ahora tiene en la tabla clasificatoria, puesto muy importante para la disputa de los playoffs de ascenso. Una derrota -y examinado el calendario que resta sólo puede llegar teóricamente ante el Drac Inca- puede relegar a la segunda plaza al Club. Por ello, hay que conseguir la victoria, orillando celebraciones y emotividades -que la experiencia me dice como éstas celebraciones y otros lances paralelos conllevan secuencias no esperadas y menos deseadas-. Aquello de que «a veces las ramas de los árboles no dejan ver la densidad del bosque»... Intensidad en el hacer de los jugadores sobre la cancha y colaboración de los aficionados con sus voces del aliento.