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Renault no reaccionó ante la trampa estratégica italiana

La victoria de Ferrari en Ímola no fue la del coche más rápido, sino la del piloto con más experiencia

Fernando Alonso, de espaldas, felicita a Michael Schumacher en Ímola

Publicado por
José María Rubio - madrid
León

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Jean Todt dijo que ya no conocía el camino del podio. A Michael Schumacher no se le habían olvidado las afrentas a las que le sometió Alonso. El año pasado fueron doce vueltas detrás del español sin poderle adelantar, y en éste fueron 28 las que dio Fernando acosando a Michael. La moneda estaba devuelta. Pero la victoria de Ferrari en Ímola no fue la del coche más rápido, sino la del piloto más experimentado, la del viejo zorro Schumacher, que a sus 37 años aun no ha digerido la insolencia del alumno joven que le sustituyó en lo más alto del podio mundialista. Adelantamientos imposibles En Ferrari sabían sus carencias y sus virtudes. En Renault sabían como ganar a los italianos, pero no contaron con la astucia del dúo Schumacher-Brawn, que han logrado 85 victorias en el Mundial. Los problemas que tuvo Michael tras su primera parada vinieron por un deterioro de sus neumáticos, a los que en una fase de la carrera, entre las vueltas 26 y 34, donde la diferencia con el asturiano cayó de 11.2seg a 0.4seg. Todo indicaba que Alonso era mucho más rápido, pero que en ese circuito los adelantamientos son casi imposibles. Los neumáticos de Schumacher sufrieron el deterioro propio de la temperatura reinante, ya que estaban pensados para una temperatura más baja, y aparecieron unas ampollas. Sin embargo, este fenómeno desaparece una vez que se consume una determinada capa de goma. Mientras Schumacher tuvo ese problema, Alonso se le echó encima. Entonces los hombres de Ferrari confiaron en su piloto. «He mirado el retrovisor más que en mi vida. Era la única forma de controlar a Alonso», comentó Schumacher. El problema se fue solucionando lentamente y el Ferrari podía ir mucho más rápido de lo que iba, y ahí radicó el éxito de la estrategia trampa de los italianos. Alonso no entendía las razones de la caída de rendimiento del coche del alemán durante unas cuantas vueltas antes del segundo repostaje.