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El Madrid se afianza en el tercer puesto desde el punto de penalti

Madridistas y rojillos protagonizaron un duelo de lucha y entrega en el Reyno de Navarra

El brasileño Baptista hizo el único tanto del partido al transformar una pena máxima en el minuto 50

Publicado por
Iñaki Lasa - pamplona
León

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El punto de penalti decidió la gran batalla de Pamplona en un duelo directo de lucha por la 'Champions' que se saldó a favor de un Real Madrid que respondió a la lucha de los locales y se afianza en la tercera posición en la Liga, sin descartar el subcampeonato. Baptista marcó el penalti del que fue objeto, pero Puñal falló después ante Casillas, que no acabó el partido al ganarse la segunda amarilla por querer perder tiempo. En un duelo bronco, intenso y disputado, con mucha lucha aunque poco fútbol, el Madrid apenas tuvo ocasiones, pero aprovechó el penalti que se le presentó y aguantó con carácter, entrega y pelea las acometidas de Osasuna. Hubo más bronca, pero también más llegada, emoción y alternativas en la segunda parte, porque en la primera sólo hubo dos ocasiones, un remate de Baptista que salvó Ricardo, y un libre directo de Delporte que se estrelló en el poste. La guerra se fraguó en el centro del campo y faltó profundidad y bandas por parte de ambos equipos. Además, las continuas interrupciones y el juego brusco no permitieron que hubiese continuidad. En el Madrid, más preocupado por defenderse, Raúl fue un islote y estuvo desaparecido, mientras que Beckham estuvo nulo y Robinho fue casi siempre anulado por Flaño. Aunque Baptista sí rindió a un buen nivel y demostró otra actitud, ni Pablo García ni Guti tuvieron las ideas claras y, sin llegada, el primer tiempo se fue consumiendo camino del único objetivo que tenía el Madrid en ese periodo: el empate. Aparte del palo, Osasuna no tuvo más de medio campo hacia delante, porque apostó por un fútbol directo que no le dio ningún resultado. Además, el Madrid respondió siempre a la brega que le planteó el equipo navarro, y no se intimidó ante el ambiente del Reyno de Navarra, que se cebó con Roberto Carlos. El equilibrio fue el protagonista en esa primera mitad en la que no hubo dominador claro y Osasuna quiso, pero no pudo, mientras el Madrid salió relativamente satisfecho con su actitud defensiva, aunque había que exigirle más en ataque. El empate sin goles era justo al descanso por los méritos de ambos en un choque demasiado físico, sin jugadas elaboradas. Por si no estaba ya suficientemente trabado el partido, se calentó aún más con el penalti señalado a favor de Baptista en el inicio de una segunda mitad en la que se cometieron excesivas imprecisiones y volvió a haber muchísimos parones. El brasileño, consciente de lo mucho que se jugaba el Madrid, lanzó un pepinazo que casi se mete por la escuadra y provocó que los radicales de Osasuna lanzasen todo tipo de objetos al campo, incluida una aceitera de metal. Osasuna se enrabietó con el penalti y el duelo se empezó a resumir a base de faltas y diversos enfrentamientos particulares con juego subterráneo. Precisamente, en una llegada aislada Pablo García hizo penalti a Webó y a Osasuna se le presentó la gran ocasión, pero el infalible Puñal se encontró con un paradón de Casillas y a continuación fue Míchel Salgado quien acabó definitivamente con le peligro. Los objetos volvieron al terreno de juego y el combativo Osasuna siguió con su juego animoso sin tregua, aunque sin llegar a las inmediaciones de Casillas. El Madrid, sin embargo, lo pasó fatal tras la expulsión de Casillas, aunque salió airoso por la contención blanca y la falta de puntería de Osasuna, que no se rindió hasta el pitido final, espoleado por su afición. Sobró la violencia y la dura entrada de Moha a Baptista en el minuto 94 que obligó al brasileño a ser retirado en camilla y que dejó al Madrid con nueve unos instantes.