La Deportiva encuentra premio al esfuerzo a través del sufrimiento
Rubén Vega desbloquea un partido crucial que lleva a los bercianos a la segunda posición
La Sociedad Deportiva Ponferradina sacó adelante un partido que se había puesto complicado debido al dispositivo defensivo montado por el Barakaldo que llegó a Ponferrada con el claro objetivo de arañar un punto con el que ir consolidando su permanencia en la categoría. A esta contrariedad por la forma de emplearse que tuvieron los gualdinegros hay que añadir la más que discreta actuación de los locales, en la línea descendente que han iniciado semanas atrás. La Deportiva no está, desde luego, en su mejor momento de la temporada y a eso se une el exceso de tensión con que afronta los partidos en este tramo definitivo, atenazada por la necesidad de puntuar para alcanzar de una vez por todas la clasificación matemática para la promoción de ascenso. En este sentido, la victoria de ayer supone una tremenda inyección de moral, más allá de los tres puntos cosechados, porque es de suponer que ahora podrá afrontar los próximos compromisos sin tanta carga de adrenalina. Llevados por esa imperiosa necesidad de ganar, los discípulos de Pichi Lucas salieron con ganas, volcados sobre el portal de Alba que a los diez minutos tuvo que emplearse a fondo para evitar el primer tanto de la tarde. Fue en un córner botado desde la derecha por Diego Ribera que cabeceó con fuerza Vicente Úriz, teniendo que despejar con los dedos el meta vasco cerca del larguero. Sin embargo, el paso de los minutos fue tiñendo el choque de una preocupante igualdad. El Barakaldo apreció que su rival no era tan fiero como lo pintaban y se animó a adelantar posiciones, de una forma tímida, eso sí. El caso es que Galder obligó a Rubio a realizar una gran intervención para evitar el 0-1 tras cabecear un balón servido desde la derecha. Los locales no eran capaces de llegar con claridad al portal vizcaino y sólo en algunos arranques de raza protagonizados por Juan Fuentes se atisbaba cierto peligro. Sin embargo sus centros servían de poco sin una referencia rematadora clara ya que ayer formaron el ataque Rubén Vega y Diego Ribera. No sólo no llegaban los locales si no que el Barakaldo pudo adelantarse en el marcador con un zapatazo de Galder que repelió el travesaño con Rubio superado. El público empezó a mostrar su disconformidad e incluso por momentos coreó las combinaciones del Barakaldo. La segunda parte se inició de forma similar porque el primero en avisar fue Cortés con un remate raso que llevó el balón peligrosamente delante del portal de Rubio, de izquierda a derecha, para terminar saliendo junto a la cepa del poste. La Deportiva no podía conducir la pelota por el centro del campo ya que los visitantes ejercían una gran presión a los blanquiazules. De este modo, el único camino para llegar arriba era mediante pelotazos largos que Ribera y Rubén no podían controlar en la mayoría de los casos. Pichi se dio cuenta de que aquello no marchaba bien y optó por mover el banquillo. Gonzalo Pavone, el único delantero rematador con que cuenta en la plantilla, saltó al terreno de juego en lugar de un Fran disminuido por sus problemas físicos. El equipo notó la entrada del argentino y se empezaron a suceder los centros peligrosos que seguían sin ser efectivos. Poco después Pichi retiró a un Gorka soria todavía en fase de acoplamiento después de su lesión y dio entrada a Martín Murello que por fin pudo debutar con la elástica blanquiazul. El Barakaldo ya no se animaba a salir hacia arriba porque el paso de los minutos era el mejor alimento para sus ansias de puntuar y Rocky Liceranzu ordenó repliegue y control de la situación. Lo estaba logrando y sólo en una acción de estrategia el partido podía romperse para cualquier lado. Otra vez funcionó la estrategia A la Deportiva la están salvando en los últimos partidos las jugadas de estrategia y ayer se repitió la historia. Un saque de esquina botado por el maestro Ribera al primer palo propició el remate de cabeza de Rubén Vega enviando el cuero directamente a la red, para desesperación de los gualdinegros que veían como a falta de un cuarto de hora su sistema de contención se derrumbaba como un castillo de naipes. Rubén estaba fundido y tuvo que abandonar el campo nada más marcar saliendo Brasi en su lugar. Los locales podían haber machacado a la contra pero no están para eso. Con ganar vale.