Empate ineficaz entre el Getafe y el Villarreal en la lucha por la Uefa
El «submarino amarillo» acusó el cansancio y su eliminación de la final de la Champions
El Getafe y el Villarreal se olvidaron ayer del 'juego bonito' con el que están acostumbrados a deleitar al público y firmaron un empate que de poco sirve a los madrileños en su pugna por llegar a los puestos europeos, y que apea casi definitivamente a los visitantes del tren de la UEFA. Tras el encuentro firmado por los jugadores de Pellegrini, no parece que el submarino amarillo, muy mermado por las numerosas bajas en sus filas, vaya a levantar cabeza y acceder al único objetivo posible esta temporada, la UEFA, después el varapalo que supuso no pasar a la final de la Liga de Campeones. El comienzo no pudo ser más prometedor en cuanto a fútbol y goles se refiere. En los primeros compases, los minutos se contaban por tantos, tras las acciones individuales de Jaime Gavilán, que marcó primero para el Getafe en el primer minuto con dos bonitos regates dentro del área, y de Guille Franco, que igualó con una jugada individual no menos meritoria. Los dos arietes estuvieron muy activos durante todo el encuentro, sobre todo el azulón, que no paró de desbordar a los amarillos por su banda, la izquierda, maravillando a Luis Aragonés, hoy en el palco del Coliseum. Contra pronóstico, el frenético comienzo dio paso a un bajón considerable en el ritmo de juego de ambos equipos, sólo alterado por jugadas individuales y, sobre todo, por internadas por las bandas, protagonistas hoy en la soleada tarde madrileña. Por el Villarreal destacó Guayre en la derecha, que aprovechó a la perfección el hueco dejado en su banda por el recién español Pernía, que ayer acusó su talante ofensivo. Por los locales, Diego Rivas, en su línea, le ganó el pulso en el centro del campo a Marcos Senna. Los futbolistas se fueron al túnel de vestuarios con la firme promesa de crear ese fútbol alegre que se les supone y de marcar el gol de la victoria, ya que un empate no les servía a ninguno de los dos en sus aspiraciones europeas. Pero en el terreno de juego ocurrió todo lo contrario, y la grada no despertó de su letargo hasta que Schuster mandó calentar a Gica Craioveanu. El alemán cumplió lo prometido y dio a Gica la oportunidad de despedirse de su público ante su ex equipo. Tras una semana convulsa en el Getafe, el respetable ejerció de juez y se decantó por el rumano en la lucha dialéctica mantenida esta semana con su presidente, Angel Torres.