Diario de León

LUCHA LEONESA 2000

Otra lucha es posible

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MARRO
León

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TOCA BAJAR a la tierra. O mejor «subir» a nivel de suelo, tras haber dejado bien evidente el arraigo de las raíces de la Lucha. Y en ese plano pedestre, muchas más luces que sombras. Múltiples asignaturas pendientes... y las mismas de siempre. Misma duración kilométrica de las competiciones -a cuyo final no aguanta casi nadie-, a golpe de talonario los mismos ganapremios y ganadietas de siempre, mismos 4 insuficientes Categorías (Pesos), mismo Reglamento obsoleto, misma pamplonería organizativa, misma inoperancia ante el grave problema de las lesiones etcétera, etcétera, etcétera. ¿Y la presidencial figura decorativa? Todo el mundo es aprovechable. Sólo que cada uno sirve para lo que sirve. No todos sirven para todo. Servir para Alcalde del pueblo -su mundo, su ambiente...- no necesariamente implica que sirva para presidente: otro mundo, otro ambiente, otra sensibilidad, otras inquietudes, otra mentalidad, otra imaginación, otros afanes... Con tal panorama en todos los frentes luchísticos, tanto los creativos como los operativos, no queda precisamente margen para el optimismo luchístico. En cazurro «así no hay manera» y que en versión de El Guerra -el torero- se traduce en: lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Sin embargo un titular que nos fue aportado por Ortega, complementado con algo de cosecha propia, «no es eso, no es eso... que otra Lucha es posible». Y en ello los Clubes han de tomar el timón con responsabilidad e ir mucho más allá supliendo las lagunas y sombras federativas. Por ejemplo en línea de contar competiciones de otra forma distinta, superadora de la actual en todos sus extremos; con otra puesta en escena diferente, con otra duración (cuando la L.L. mejor sabe es cuando sabe a poco), con otra ampliación de Pesos, con otra agilidad organizativa, etcétera. Demostrando fehacientemente lo de que otra Lucha es posible, que lo actual «no es eso no es eso». Que el casposo aluche de paso ya de una vez a la moderna Lucha leonesa -respetando las esencias, si bien está más que demostrado que eso no va a ser posible por la vía federativa en activo; o más bien en pasivo. Como paradigma de esta pasividad federativa, podríamos considerar la actitud ante dos cuestiones vitales: las alternativas al cinto y, consecuentemente en gran medida, la prevención y cobertura integral de lesiones. Incidir en que no se trata de eliminar el cinto (lesionador?), sino de buscarle posibles alternativas que no desvirtúen y desnaturalicen la esencia de la L.L.; que mejore el espectáculo y reduzca las lesiones. Y casi ni siquiera nos hemos permitido proponerlo como punto de partida. Más bien de partida empezar porque se debata, se analice, se estudien posibilidades en cuanto a posibles variantes y demás. Como efecto añadido, llegado el caso, se facilitaría el arbitraje, eliminando la tan frecuente penosa escena que representa el agarrarse. El polémico y conflictivo «agarre». Pero seguro que hasta incomoda el mero hecho de que lo planteemos aquí y sugiramos que se debata ¿tan disparatado, tan difícil, tan poco útil... se considera el que se abra un debate en torno al cinto y sus connotaciones? Debate enriquecedor en cualquier caso desde nuestro punto de vista. Ante el más que grave problema de las lesiones, táctica del avestruz y cabeza debajo del ala. No sea avanza en el planteamiento de su prevención, ni tampoco en una integralidad en su cobertura que supere las mínimas garantías aseguradoras en cuanto al alcance de prestaciones sanitarias y de más prestaciones. Aguda y heredada cuestión, que se agudiza cada temporada, que se enquista y que nadie le mete el diente. Triste herencia acumulada. Pero si es que tomamos el Reglamento y sin expurgar demasiado saltan a la vista un par de despropósitos que se perpetúan de un año para otro. Señalización pasividad a uno sólo de los contendientes: implica que el otro no actúa pasivamente por lo que no puede considerarse pasivo el combate; la pasividad sólo cabe señalarla a ambos. En cuanto a primar la primera caída en caso de empate con caídas, se está propiciando la Lucha defensiva; mientras que estimularía la Lucha de ataque si fuese la última caída y no la primera la que decidiera el pase de la eliminatoria. En definitiva, en lugar de defender la ventaja adquirida, buscar de superar o equilibrar -empatar- la desventaja. Peor aún que la odiosa «lucha a la defensiva» (del empate): la ínsula y desmotivada lucha a sabiendas de que ni siquiera el empate le ha de servir al que va por detrás en el marcador.

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