Diario de León

El Madrid es segundo tras vencer con la ley del mínimo esfuerzo (2-3)

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Nacho Bolívar - santander
León

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Sin hacer nada extraordinario, el Madrid logró un triunfo que sólo se complicó por su desidia final ante un Racing que sigue en caída libre y no mejora en juego con Nando Yosu, por más que ganase en feudo del descendido Málaga. Los blancos se limitaron a esperar los presentes montañeses para certificar una victoria, la segunda consecutiva fuera de casa, que le encarama a la segunda plaza y le abre de par en par las puertas de la 'Champions'. Y el Racing sigue en coma, sin fútbol, sin gol, sin fe, con sólo tres éxitos en casa en un curso horripilante y con un punto de ventaja sobre el descenso a falta de dos jornadas. Desde el arranque, el choque se ajustó al guión. Balón y dominio para el Madrid y el Racing tímido, replegado y muy juntito, sin presionar y encantado de no llevar la iniciativa. El empate inicial le valía y si Melo y el veloz Antoñito podían sorprender en alguna contra, felicidad plena para los locales. Ocurre, sin embargo, que con esas premisas lo normal es perder y, además, de mala manera. En media hora, apenas hubo noticias. El Racing vivía preso de su conservadurismo, con sus dos centrales amonestados en cinco minutos, y el Madrid era lento, previsible y cansino. No llegaba arriba, donde Soldado, titular por las numerosas bajas, deseaba mostrar su condición de goleador. Sólo Raúl, en mal momento pero deseoso de ponerse en forma para el Mundial, corría y buscaba el balón como un poseso. De pronto, empero, Guti apareció, Robinho hizo un mal control y Pinillos cometió uno de los penaltis más absurdos de su vida. Trabó al brasileño y éste hizo el resto. Turienzo no dudó y Roberto Carlos no perdonó. Ahí se animó ligeramente el oscuro panorama, ya que los montañeses se sintieron heridos y parecieron venirse arriba. Mero espejismo. Reclamaron con fuerza un inexistente penalti y no inquietaron antes del descanso al joven Diego López. De forma sorprendente, dada su máxima necesidad, el Racing volvió a salir a defender no se sabe qué en la reanudación. Dejó hacer al Madrid y le regaló otro gol. Esta vez fue Aouate quien cometió un error pueril y dejó en bandeja el balón a Raúl. Cuando el capitán celebrara su reencuentro con el gol, Soldado remachó. Cumplió al marcar y López Caro le 'premió' con la sustitución. Con el Racing hundido, todo parecía coser y cantar para los merengues, que aseguraron la victoria con un buen gol de Robinho. Los tantos de Matabuena sólo sirvieron para maquillar la derrota, dar emoción al final y dejar patente, por enésima vez, que el Madrid aplica la ley del mínimo es fuerzo y es incapaz de defender como es debido los córneres y balones parados.

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