La Hullera hace leña del árbol caído y consuma el descenso de la Cebrereña

La Hullera venció ayer en su desplazamiento a Cebreros en un partido en el que el cuadro local sabía de antemano que si caía derrotado descendería de categoría. El equipo leonés, que no se jugaba nada, planteó un partido mucho más serio, sosegado, sin la ansiedad de su rival y con la tranquilidad de no sentirse presionado. Justo lo contrario que le ocurrió a la Cebrereña, cuya precipitación en todas las facetas del juego fue clave para condenarle a un descenso anunciado desde hace semanas pero que no se había consumado hasta ayer mismo. El partido comenzó con ambos equipos respetándose en exceso, aunque el cuadro local pronto quiso ejercer su condición de tal y trató de dominar el partido y controlar la posesión del esférico, pero las imprecisiones en los pases, producto sin duda de los nervios, y la falta de mordiente arriba hicieron que el guardameta leonés Paco apenas tuviera que intervenir. El centrocampismo era la tónica imperante, pero antes del primer cuarto de hora el conjunto local tuvo la primera oportunidad con un disparo de Rubén, pero su disparo salió ligeramente desviado. La réplica de la Hullera no tuvo la misma dosis de precipitación y nerviosismo que la de su rival, y fue, sin duda, mucho más efectiva. Guiller se hizo con un esférico, sacó un disparo alto que sobrepasó al meta y pese a que el esférico se marchaba fuera, un curioso bote contra el césped cambió la trayectoria del cuero que acabó alojándose en la red. La Cebrereña, que estaba jugando algo mejor, recibía así un duro varapalo del que ya no se repondría. En la segunda mitad, el partido transcurrió por los mismos derroteros que en la primera. El cuadro local seguía jugando mejor pero no creaba ocasiones. Su rival, sin embargo, sí fue capaz de golpear cuando en el minuto 75 una falta en el centro del campo, sin aparente peligro para la puerta de Juan Carlos, se convirtió en el segundo tanto gracias a un fabuloso disparo de Jorge que alojó el balón en la red desde su casa. Fue el tanto de la noche, y quizás de la temporada.