Tomar una curva a 343 km por hora
A 343 kilómetros por hora para entrar en una curva a 60, el Mundial de Motociclismo alcanza su máxima velocidad en una de las rectas del Circuito Internacional de Shanghai. La pista china también ha levantado una polémica entre los pilotos al igual que ocurrió en el último gran premio disputado en Turquía hace dos semanas. A pesar de lo que a priori muchos aficionados pudieran pensar a los Valentino Rossi, Sete Gibernau, Dani Pedrosa o Loris Capirossi no les apasiona este tipo de diseño de las pistas modernas del alemán Hermann Tilke, tan rápidas, pero tan lentas, pensadas para la Fórmula Uno, pero en las que también compiten las motos. Los pilotos no entienden el trazado de las curvas o que tengan que ir a más de 300 por hora para entrar en una curva a 60. Algunos las denominan «rotondas», ya que les recuerdan las que se pueden encontrar en cualquier carretera de su lugar de origen. En éste circuito hay sobre todo dos de estas «rotondas», la primera nada más salir, una curva «rara» que enlaza con otra tras retorcerse sobre sí misma, y la penúltima, una que prácticamente les lleva de una recta de las dos grandes a la otra. Por ejemplo, el español Sete Gibernau (Ducati) asegura que no disfruta en Shanghai. «Es un circuito en el que te limitas a acelerar y frenar. Nunca coges el ritmo», manifestó tras la segunda sesión de entrenamientos uno de los pilotos más rápidos en el campeonato y que en el estreno del mundial en China, en 2005, logró el mejor tiempo en la parrilla de salida. Visibilidad sobresaliente La silueta de la pista es caprichosa y recuerda la de un símbolo de éste país, pero la visibilidad para el público es sobresaliente y desde algunas localidades se puede ver el 80 por ciento del trazado. Eso sí las inmensas tribunas, que tienen capacidad para 45.000 espectadores, permanecen vacías. La recta de Shanghai tiene 1.175 metros, la más larga del campeonato, y en ella el australiano Casey Stoner alcanzó con su Honda en los entrenamientos libres del sábado una punta de velocidad de 343.4 por 340.4 del estadounidense Nicky Hayden con otra Honda. Los datos impresionan más si se tiene en cuenta que el campeón del mundo de MotoGP, el italiano Valentino Rossi, rodó el viernes con su Yamaha con el asfalto mojado a un velocidad de 331.7 al final de la recta. En la sesión de entrenamientos oficiales, el japonés Makoto Tamada puso su Honda al final de la citada recta a 343.7 por los 342.5 de Dani Pedrosa, que consiguió la «pole». Los pilotos sí destacan el agarre que tiene el asfalto del circuito y comentan que en cuanto se seca un poco pueden rodar como si no hubiera agua. Otros, como es el caso del español Héctor Barberá (Aprilia), explican que la sensación de velocidad y de peligro no impresiona tanto como en otros circuitos al tratarse de una recta.