Diario de León

El Valladolid se lleva con épica la Copa del Rey por segundo año «Tras el mal trago de la Recopa, el deporte ha sido justo»

Los de Pastor demostraron más ambición y más hambre de victoria que el equipo manchego

Publicado por
Leontxo García - almería
León

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El Valladolid ha logrado algo que roza lo increíble: ganar dos años consecutivos la Copa del Rey con un presupuesto cinco veces menor que el del Ciudad Real, flamante campeón de Europa, al que vapuleó en los últimos minutos de la final, precisamente cuando se suponía que el impresionante banquillo manchego se impondría a las agotadas estrellas de Juan Carlos Pastor. El Valladolid, quinto del escalafón español, infla así su etiqueta de matagigantes: eliminó el miércoles al Ademar de León, el sábado al Barcelona y el domingo al mejor equipo del mundo. «Ha ganado el deporte y se ha hecho justicia, porque hemos demostrado mucha más ambición que el Ciudad Real», sentenció Juan Carlos Pastor, entrenador del Valladolid y seleccionador español. Su colega y adversario, Talant Duishebáiev, reconoció que Pastor tenía razón: «Felicito al Valladolid porque ha demostrado más hambre de victoria que nosotros. Espero que desde ahora ya esté claro para todos que no se trata de un equipo modesto sino que forma parte de los grandes». En todo caso, los del Valladolid salieron como motos a luchar por el título, y ya ganaban por 6-9 en el minuto 14. De pronto cometieron varios fallos que incitaban a pensar en el agotamiento físico: 16-13 para el Ciudad Real en el 26. Pero los de Pastor reaccionaron, y al inicio de la segunda parte (22-23 en el 10) dejaron claro que el Ciudad Real tendría que utilizar todo su arsenal para llevarse el cuarto título de la temporada, tras la Supercopa de Europa, la Copa Asobal y la Copa de Europa. Tanto es así, que el guardamonte Sterbik, colosal como siempre, metió además un gol de portería a portería. Fue entonces cuando empezó a deslumbrar un hombre que casi nunca brilla en el Valladolid, el extremo Rentero: impresionante en el contraataque, El bloque castellano funcionaba a las mil maravillas, incluso con goles de exhibición, cuando la lógica dictaba que debía derretirse: Sierra sellaba la portería, la defensa en 5-1, con Ugalde de avanzado ponía nerviosos a los cañoneros de Duishebáiev. Pero el olor de la gloria es el mejor dopaje. Mientras los pesos pesados del Ciudad Real no podían creer lo que les estaba pasando, los ligeros del Valladolid seguían corriendo como muñecos de dibujos animados, y la diferencia en el marcador se fue agrandando hasta la increíble victoria final.

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