España hace patentes ante Rusia sus carencias de juego y remate
Aragonés mantiene aún sus dudas y prueba inútilmente casi todos los sistemas sin éxito
Tras el discreto amistoso sin goles ante la conservadora Rusia, seguro que Luis no ha resuelto sus dudas para el Mundial. Tiene tiempo aún para aclararse, pero hay síntomas de preocupación. Probó con casi todos los sistemas, incluido el de los tres centrales, novedoso desde que es seleccionador, pero la selección no corrige sus males. Tiene buena pinta en el apartado defensivo, domina la situación, pero no acierta ni en el último pase ni la definición. Ni brilla ni es solvente, la misma película de siempre. Luis quiso proteger de inicio más a su equipo y apostó por Albelda en lugar de Xabi Alonso. Fue una sorpresa relativa. En el único partidillo de entrenamiento serio celebrado Las Rozas, el tolosarra ejerció el primer tiempo entre los titulares y el valenciano la segunda parte, señal de que el técnico anda confuso, por más que lo niegue. El 'sabio' inició la cuenta atrás para el Mundial con el dibujo 4-3-3 y un once con poca capacidad para construir desde atrás, Cesc como único organizador de verdad, pero muy mermado al estar escorado a la izquierda, y una tripleta ofensiva que sólo funciona si la sincronización en los movimientos, permutas y desmarques sin balón es perfecta. Y a día de hoy, todavía no lo es. El espejo en el que mirarse con este sistema es el del Barça, pero hay comparaciones que, para desgracia española, son odiosas. Actitud irreprochable Desde el arranque, la actitud de España fue irreprochable. Estuvo muy seria atrás, presionó bien para robar, pero, como cabia esperar, falló a la hora de atacar. El toque no era muy preciso, las entradas por banda apenas existían y se echaba en falta, y de qué forma, un líder en el medio y un enganche con el ataque. Villa y Torres se ofrecieron mucho, se entregaron a tope, en algún momento se compenetraron bien, pero ni uno ni otro dieron la sensación de ser felices con este método. Apuntan maneras, crean expectativas, pero muchas veces se cierran ellos mismos los espacios. Al ser dos arietes, su tendencia natural es la de venirse al centro. Y por ello se estorban. Sin pasar del aprobadillo raspado, España tuvo el cuajo suficiente para controlar la primera parte. Frenó el contragolpe ruso, una obsesión de Luis pensando en Ucrania, sólo cedió una ocasión, abortada por Casillas tras voleade Anyukov, y dispuso de tres o cuatro buenas opciones. Akinfeev, el guardameta del CSKA de Moscú, ya se convirtió en el mejor de los suyos. Desvió un zurdazo de Luis García y un zapatazo de Villa. Torres, fiel a su estilo, se fabricó con su velocidad, desmarque y potencia una gran ocasión y luego la echó por tierra porque se precipitó, se llenó de balón y lo cruzó en exceso. Tras el descanso, Luis cambió por completo el centro del campo y pasó a jugar con rombo (4-4-2). Xabi Alonso fue el mediocentro, con Xavi e Iniesta a los lados, y Raúl de enganche. En teoría, España debería mejorar sus prestaciones ofensivas, pero no fue así. Apenas se llegaba y era la hora de Reyes. Cuando el utrerano iba a salir, hubo cierta expectación para ver si el sacrificado era Torres o Villa. Y fue el del Valencia. Enseguida, conectaron el sevillano y los madrileños, pero de nuevo Fernando erró en boca de gol. Y poco después fue Raúl el que se acercó solo a los dominios del área careció de potencia, fuerte y tino. Aún no está en forma. Aunque Reyes sí que mejoró algo a España, Luis seguía sin verlo claro y probó otro sistema, muy arriesgado. Quitó a un lateral, y apostó por Joaquín. Ataque total y más bandas, pero ni por esas. Por más que juegue en campo del rival, la selección sigue sin pegada.